-
Estaba en el mapa de los pueblos preciosos… de
España. Solamente hacía falta que, en su momento, se hubiera puesto en
valor lo que iba apareciendo o se conocía.
- Que las carreteras que
sacaron del aislamiento al Morrazo hubieran sido caudalosos ríos de
personas ávidas de la belleza y de la cultura.
En
la bajada a Pescadoira comienza la entrada a un mundo de ensueño de mar y
playa. Según el “libro guía” que todos llevan: a la derecha está la salazón de
Francisco Rúa hoy convertida en una pequeña y coqueta casa-museo con una amplia
sala que sirve de entrada y de exposición con paneles explicativos de todo el
proceso de la salga comenzando por el método tradicional gallego de “a moura” o
“escochado”. En el primero piso la recreación de la casa-fábrica con la lareira
y todos los útiles de la vivienda. En la parte de atrás, en el patio de la casa
la verdadera salazón de husos colgantes tal y como fue construída en su
momento. Desde aquí podría accederse a la primera salazón en Bueu de un “patriano”
(gallego). La salazón de Vicente Freire (1806) ubicada en la conocida Casa de Pin
Cabanillas. Sala de husos anclados en el suelo. La casa convertida en casa
rural para una familia con estancias museables cómo casa noble.
Desde
una de las ventanas, en un abrir y cerrar de ojos se da cuenta de que es al
inicio de esa playa donde se encuentra con el entorno del mundo romano, de los
primeros siglos de la era Cristiana. En el lado norte se inician unos muros que,
de forma case paralela al mar, tienen continuidad con el complejo romano en el
que puede apreciarse: una pequeña villa romana, casa con tres habitaciones, horno
o alfar, salazón,… exposición con piedras de prensado, molinos de mano,
monedas, …y cientos y cientos de fragmentos de cerámicas, cristales, etc.
encontrados bajo la superficie de la tierra y puestos en valor. Parecía
transportado a un mundo único donde las piezas dan muestra de singularidad, como
únicas en el finis terrae peninsular: cuchillo con mango, tapón cerámico con
rosca,…
Alguien
con ropa estraña le dice que a poco más de cien metros hacia el centro urbano
podría contemplarse otro alfar con exposición de ánforas de distintas
tipologías, alguna de ellas que se podrían llamar “tipo Bueu”. Con sólo pensarlo
ya se encontraba en el alfar. En la parcela del lado un conjunto de paneles
donde se visualizaba la entrada de pueblos germánicos, el asentamiento
geográfico en la costa gallega del pueblo suevo, y de un grande panel de la
fíbula de oro del s. V encontrada unos años antes en el lugar. Aún se ven,
protegidas, las losas de granito y nichos del pequeño cementerio suevo…
No
da crédito a tanta cosa y tanta belleza… y eso que acaba de entrar en el pueblo…
Va pasando las páginas de la Guía como si fuese una baraja de cartas y en su
retina le van quedando imágenes mezcladas con frases...
Isla
de Ons: Para disfrutar del placer del paisaje insular, de sus playas,
gastronomía… con la visita cultural a su salazón y mosaico romano,... a sus
castros, petroglifos, “Laxe do Cura”, …
Cela…
románica… del campo… y Ermelo con su monasterio… Iglesia de Bueu… pequeñas
capillas que el destrozo de los tiempos (1104 y 1865) desvirtuaron sus modestos
inicios.
…desde
la Playa se puede ir caminando hacia el sur siguiendo el curso del río hasta el
lugar conocido como Paraiso que donde el Abade/Canudo se juntan con el Portela
para darle nombre de Bispo… llegamos a Meiro donde podemos ver el Peto de San
Antonio de Meiro… por los restos de la Vía Per loca Marítima (camino Real o
Brea)… a los molinos del alto del Canudo
y hacer la bajada…
Pero
que pasa?... la “Guía de Bueu” comienza a desaparecerle de las manos. La
belleza de las casas marineras comienza a elevarse y desfigurarse,… el mar y la
playa inician un alejarse poco a poco hasta desaparecer… Una pesadilla hace que
lo que estás viendo apenas tenga identidad con su pasado, que sus gentes
tampoco se identifiquen con este, que la uniformidad haga crecer las viviendas…
que la Playa no sea el eje, que… que…
El
dolor y tan grande que despierto y me encuentro con Bueu… ese Bueu que cada año
se ha mudado con estilos que no lo identifican… un Bueu donde la huella fabril
ha dado paso a “otras cosas”… Ni mejor ni peor. Es otro Bueu que nos vuelve a hacer soñar y enamorar
cuándo miramos cara el mar y su horizonte…
cuando tratamos con sus gentes… o cuando conocemos y respectamos su
pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario