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lunes, 29 de abril de 2024

 El 1 de mayo do 2017 puse una entrada titulada “Miedo a que los trabajadores se manifiesten el 1 de Mayo – 1932” a raíz de un telegrama que el gobernador civil de la provincia envía al alcalde de Bueu Luís Jesús Prieto ordenándole que no autorice manifestaciones ni mítines al aire libre con la excusa de evitar enfrentamientos entre las distintas organizaciones obreras.

Ahora voy a poner otro telegrama del gobernador civil a los alcaldes con respecto al mismo día, pero tres años más tarde, un 27 de abril de 1935. El alcalde que lo recibió esta vez fue Ramón Domínguez Ferradás.

Para fiesta primero de mayo por estimarlo prudente no se permiten manifestaciones ni mítines de ninguna clase, la fiesta tendrá el carácter de la del 14 de abril, no parando los servicios públicos, agua, luz, beneficencia, limpieza, cuyo mantenimiento procurará por todos medios garantizando apertura cafés, bares, restoranes, taxis, etc. respetándose todo caso pactos, pero apoyando decididamente industriales dueños establecimientos para que por sí mismo o con mínimo personal permanezcan abiertos asegurando manera más eficaz venta natural pan, leche, carne, pescado etc. Funcionarán así mismo los espectáculos. Con la debida anticipación adoptará precauciones medidas para que comiencen circulación autobuses línea y tranvías por la costumbre, evitando coacciones tanto este particular como apertura establecimientos.  Consentirá las giras al campo e impedirá se intente prolongar durante el día dos la vacación del primero de mayo. Haciendo saber organizaciones obreras y quienes lo pretendan constituiría esto huelga ilegal. Téngame al corriente de cuanto ocurra prestándose desde primeras horas día primero servicio especial esté pendiente este gobierno cada dos horas cuanto ocurra. Acúseme recibo este telegrama”

 Los telegramas hablan por sí solos, y la historia anterior y posterior también. Quizás las explicaciones provengan del por qué los poderes tienen tanto miedo de las clases trabajadoras...  

 





domingo, 1 de diciembre de 2019


Hace unos días, el 25 de noviembre, se reivindicaba en todo el mundo la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra las Mujeres, venga de donde venga. Fundamentalmente esta violencia tiene connotaciones sexuales y es ejercida por elementos del género masculino, pues así lo avalan los datos estadísticos, judiciales, la voz de la calle, etc. Cierto es que, aunque porcentualmente irrelevante, también se da entre las mujeres.
A pesar de que soy remiso a dar cualquier tipo de información que pueda ser mal interpretada, y menos calificarla, pongo por delante mi solidaridad con las personas que en algún momento sufrieron, sufren o sufrirán cualquier tipo de violencia.  
Con lo que se describe en la noticia que presento hoy, es preciso ser cauto en las calificaciones y conclusiones pues desconocemos (sino lo pondría) la sentencia judicial o resolución final de la denuncia. Unos, como la prensa de la época, dicen que es abuso, otros diríamos violación, agresión sexual, etc.
Pero quiero introducir un elemento que no está contemplado en la narración, y que podría servir como una variable más para la reflexión. Tal es que haya sido el resultado de componentes atávicos en respuesta a una enfermedad, la epilepsia, que en la cultura popular todavía en esa época la consideraban “demoníaca” o como una “enfermedad de la cabeza” que, según la edad y sexo del paciente tenía unos remedios u otros.
Si quien la padecía era un joven, como es el caso, aparte de la posible utilización de sortilegios y amuletos, pócimas y rituales más o menos ...." y pensaban que “dado que sufren cambios que se cumple en el útero ... en el mismo acceso hay que sacar sangre de la vena ...” y cuando haya actuado la “cacoquimia, la obstrucción” hay que provocar el vómito, etc.  
Dejémonos de especular y conozcamos los hechos cuando menos de la mano del corresponsal de prensa:

“Un caso de salvajismo”
En la playa de Beluso se ha cometido un hecho, que por las circunstancias que lo rodean está siendo objeto de los más duros comentarios y que al ser conocido aquí, ha producido general indignación.
Según hemos podido investigar, lo sucedido es lo siguiente:
Trabajadores y familiares de Clemente Lago - Beluso
Carmen P. F. es una agraciada muchacha de unos 17 años de edad, que trabaja como operaria en la fábrica de salazones y conservas que don Clemente Lago posee en Beluso.
El viernes último, mientras se dedicaba a sus habituales faenas en dicha fábrica, sufrió un ataque epiléptico, y fue conducida a un departamento próximo, donde quedó al cuidado de cuatro compañeras para que la sujetaran y atendieran.
Nada más se supo aquel día, después de haber recobrado el conocimiento la paciente, pues ésta nada manifestó a su familia al observar ciertas señales en su cuerpo, unas por producirle vergüenza y otras por creer que eran ocasionadas por los golpes consiguientes al ataque sufrido; pero el sábado fue víctima de un segundo ataque en la misma fábrica y al atenderla debidamente, quedaron al descubierto algunas huellas de haber sido maltratada.
Desde aquel momento, las suposiciones que se hicieron señalaban como causantes de las lesiones a las cuatro obreras que asistieron el día anterior a la infeliz muchacha y los rumores se fueron extendiendo y tomando cuerpo hasta llegar a oídos de la tía de Carmen. Josefa F…, vecina del lugar de Sar, Beluso, la cual vino a denunciar el caso al Juzgado municipal.
El digno juez señor Prieto García, ordenó inmediatamente a la Guardia civil de este puesto, la detención de ocho obreras, entre las que se suponía se encontraban las autoras. Esta detención se llevó a efecto en la mañana de ayer, por el cabo señor Mondino y el guardia señor Rodríguez Conde.
De las primeras declaraciones prestadas por las detenidas se decretó la libertad de Ramona F., Herminia M., María O., una tal Consuelo e Isolina C., sobre las que no apareció cargo alguno, quedando detenidas y a disposición del juez de Instrucción del Partido, Teresa M., como autora de las lesiones y abusos deshonestos, Carmen D. y Rosario O., como cómplices, todas vecinas de Beluso.
En los alrededores del Depósito Municipal se aglomeró numeroso gentío que condenaban acremente este insólito y repugnante hecho, pidiendo al mismo tiempo un castigo ejemplar para estos seres; vergüenza de un pueblo culto.”
El Pueblo gallego, 27 agosto 1925 pág. 5 

Diario de Pontevedra do 27 de agosto de 1925 pág. 2


jueves, 11 de mayo de 2017

Voy a aprovechar la respuesta a una encuesta solicitada por el Director General de Arquitectura del Madrid a la alcaldía para conocer muchas de las situaciones por las que pasaban los obreros de la construcción en la postguerra (1941) en el ayuntamiento de Bueu.
Aunque las respuestas son genéricas y a veces no se ajustan correctamente a las preguntas da un panorama de gran precariedad en este sector en el que “no hay paro obrero”. ¿Cómo sería en otros sectores?

1.     Censo de obreros de la construcción en 1º de enero de 1941. Alrededor de 310.
2.    Porcentaje del paro obrero. No existe en esta rama de trabajo.
3.    Rendimiento comparativo del obrero en 1920, 1930 y 1940. Igual.
4.    Jornales de Oficial, Ayudante y Peón. 13, 11 y 9 pesetas.
5.    Jornal necesario para cubrir las necesidades mínimas de cada categoría de obrero. 25, 20 y 15 pts. respectivamente.
6.    Condiciones de la vivienda obrera. Del total de ellas, un 2% corresponde a casas tugurios, equivalente al 3% respecto a casas modestas.
7.     Renta media de la vivienda para el propietario y límites de alquiler para el obrero. Como renta podrá obtenerse el 4% y el alquiler oscila entre 15 y 50 pts. mensuales.
8.    Gasto mensual del obrero en vestuario y calzado. 50 pts. para lo más imprescindible.
9.    Gasto mensual del obrero en alimentación. 200 pts.
10. Otros gastos. 40 pts. mensuales.
11.  Gasto total mensual resultante y si hay diferencia entre ingresos incluyendo subsidio. Son compensados comiendo y vistiendo mal.
12. Promedio, tomando como tipo el obrero casado y con 3 hijos menores. Gasto mínimo mensual: alimentación 400 pts; vestido y calzado 50; vivienda 25; otros gastos 25.

Bueu 31 – 3 - 1941