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viernes, 1 de enero de 2021

 En estos tiempos, observamos que repetidamente los medios de comunicación ponen el punto de mira en las fiestas ilegales que proliferan por toda la geografía de nuestro país como una causa más, de las relevantes, que permiten transmitir el virus que a un gran número de ciudadanos les siega la vida.

Sin entrar, por ahora, en disquisiciones ni polémicas llenas de racionalidad o, por lo contrario, de impulsos viscerales solamente se me ocurre una palabra: ¡Sensatez!

Para relajar un poco la crispación a la que estas actitudes dan origen voy[A1]  abrir la espita de la historia y tratar de hallar en el pasado de Bueu algún “cabreo” por fiestas “no autorizadas” ...

Los dos testimonios que encuentro coinciden que están impregnados de moralidad inoportuna, superficial e inexacta. Se podría seguir calificándolos en función de los hechos, de los protagonistas. etc. pero dejemos que se olviden de lo dicho y que cada lector saque sus conclusiones:

El lunes 8 de diciembre de 1924, día de la Inmaculada Concepción, se celebra el final de los trabajos con lino, ‘el hilado’; atrás ha quedado la sementera, el arrancado, mazado, etc. y luego todavía faltará el ‘ensarillado’ (sarillo utensilio de madera con forma de cruz para enrollar los hilos), el devanado y el tejido.

El hilado era una operación esperada en el trabajo con el lino que hacían las mujeres con la roca y el huso pues era momento de juntarse, de alegría a donde acudían también los mozos buscando novia. Era ocasión para bromas, cuentos, canciones, bailes, ... dependiendo del lugar de la hilada y de la juventud de los protagonistas de la misma.

A raíz de la carta enviada por el alcalde de Bueu, Luís Jesús Prieto García, a la Secretaría del arzobispo de Santiago dando quejas del párroco de Cela por la denuncia de esa hilada en la que... Pero mejor transcribo la carta en la que le responde la Secretaría arzobispal, que es clarísima:


La Exma. Ilma Prma. el Arzobispo, mi Señor ha recibido la atenta comunicación del día 17 del corriente en que V.S. ser ha servido darme quejas del proceder observado por el Pbro. D. Juan Paz con motivo de la celebración de la “hilada” que tuvo lugar la noche del 8 de diciembre último en un local de la parroquia de Sta. María de Cela, y bien informado acerca de lo ocurrido, me mandó contestarle diciéndole que el denunciado, lejos de merecer reprensión, es digno de alabanza, pues el hecho de haber sido clausurado dicho local por orden del Ilmo. Sr. Gobernador de la provincia con imposición de multa pecuniaria demuestra palmariamente que las protestas del Sr. Paz contra las reuniones y bailes inmorales que allí se celebraban, no eran exaltación nerviosa, sino solícita defensa de la moral ofendida de palabra y de hecho por los concurrentes a aquellas reuniones.”

La otra de las fiesta denunciadas fue en la parroquia de Aldán, ayuntamiento de Bueu, dado que es en diciembre de 1839. Al igual que la anterior voy a transcribir la carta ya que es bastante clara como para no apuntar más explicaciones. En este caso es del Gobierno político de Pontevedra que se la envía al alcalde de Bueu, Manuel González Plá:

“En vista de cuanto V. me ha manifestado el 21 de noviembre último acerca de la resistencia de una de las hijas de Dn Pedro Bermúdez á concurrir a la casa de su párroco que la mandaba llamar para darle una corrección fraternal para evitar que se repitiese en la de su padre el escandaloso porte de incomodar al vecindario con el bullicio de bailes hasta horas muy altas de la noche, he resuelto que para castigo de la indicada desobediencia imponga V. y exija al D. Pedro Bermúdez la multa de ocho ducados que V. hará efectiva en la comisión pagaduría de este Gobierno político, apercibiéndole que si en lo sucesivo permite reuniones en su casa a deshoras de la noche será penado con mayor seguridad; y a V. prevengo preste el correspondiente auxilio al párroco y autoridades eclesiásticas cuando lo imploren para el desempeño de sus atribuciones.”

 

 


 [A1]

martes, 31 de marzo de 2020


Inicio con esta, una serie de Entradas en el blog relacionadas con la historia de las epidemias que golpearon a la población, con la mirada de Bueu.
El recorrido no será cronológico sino más bien ecléctico, pero que servirá para mostrar las enfermedades infecciosas más comunes que han tenido impacto en nuestro territorio y, sobre todo, en nuestras gentes.

Para contestar a esa pregunta ¿Qué pasa en Bueu?, nos remontaremos a 1924 donde en la página 2 del 9 de octubre, el periódico El progreso que se calificaba como ‘semanario independiente’ le hacía esta misma pregunta a la Inspección Sanitaria Provincial. Transcribo el texto: “Hace algunos días que hemos oído alarmadas noticias referentes a una extraña enfermedad que venía produciendo víctimas entre los vecinos del hermoso pueblo costero.
Estos rumores, difusos en un principio, fueron tomando cuerpo a medida que los días transcurren.
Moradores de Bueu han afirmado ante nosotros, que el número de atacados por la enfermedad reinante es con toda seguridad superior a sesenta y que los fallecimientos habidos estos días exceden con mucho al triple de la mortalidad habitual.
Los modestos vecinos de Bueu se preguntan a la hora de ahora si su pueblo pertenecerá a la provincia y si es cierto que existen autoridades sanitarias llamadas como es presumible pensar a actuar en casos como este. Una inspección local, otra inspección sanitaria provincial. ¿Para cuándo reservan sus buenos oficios?
Realmente resulta extraño que cuando en todo el pueblo se habla de eso con cierta alarma, las autoridades competentes se encuentren con los brazos cruzados y dejando a los pueblos inertes ante la temida epidemia.
Dirigimos estas líneas al Sr. Inspector de Sanidad con la evidencia de que sabrá acoger nuestro aldabonazo con aquella diligencia que entendemos se merece, persiguiendo, si es que lo hubo, ocultación de casos sospechosos de contagio. En materia sanitaria, hasta Marruecos está a nuestra altura.
No acudo a este artículo para, salvando las distancias, hacer paralelismos con los momentos que estamos a vivir. Aunque me sirve para poner de manifiesto que ‘Non hay nada nuevo bajo el sol’ (Nihil sub sole novum) y que a pesar de las mejoras históricas en el sistema de salud siempre hay y habrá muchas cosas que reclamar. Y desde aquí reclamo todo lo preciso para la seguridad de TODOS aquellos que arriesgan sus vidas para que otros podamos vivir. Asimismo, pido todo lo que sea preciso para aquellos que tratan de ganarle el pulso al COVID-19 y escapar de la siega que este ha comenzado.

Seguimos en Estado de Alarma por causa sanitaria, nada que ver con el Estado de Alarma de Zapatero y lejos de aquellos decretos que sustituían al Estado de Guerra en 1934[1] y 1935[2] de Niceto Alcalá-Zamora, etc. Esta vez sí nos jugamos la vida con el mismo. Por lo que tenemos que seguir siendo responsables.
¡Ya queda menos para salir de esta pesadilla!
¡Ánimo!



[1] Gaceta do 26-4-1934 en el Articulo único “Se declara en todo el territorio nacional, incluso en los de Soberanía, el Estado de Alarma...”
[2] El 6 de febrero de 1935 prorroga 30 días el Estado de Guerra, pero en ciertas zonas del país. En otras se sigue con el Estado de Alarma declarado el 23 de enero de 1935.

miércoles, 16 de enero de 2019


Si nos acercamos a la sesión plenaria del 21 de febrero de 1924 que «La propuesta de la presidencia y en atención al citado deterioro en el que están los once faroles del antiguo alumbrado por acetileno propiedad de este Ayuntamiento, que están depositados en la Consistorial, la Corporación acuerda proceder a su adjudicación mediante concurso..
Anunciado oportunamente durante un período de quince días solamente se recibe en el Ayuntamiento una solicitud para hacerse con los faroles, y no por todos sino por cuatro. La petición viene desde la Isla de Ons, de la mano de Didio Riobó Bustelo, gestor e hijo del dueño de la misma. Didio oferta pagar por cada uno de los faroles 4 pesetas.

El 20 de marzo de 1924 el alcalde Jesús Prieto tramita, a propuesta de la Corporación, el expediente de adjudicación de «faroles deteriorados» al único que participó en la puja, Dídio Riobó Bustelo.
Y así es como los faroles fueron a parar a la casa-almacén que la familia Riobó poseía en su isla, Ons.
Pero si seguimos el rastro de esos faroles retrocediendo en el tiempo llegaríamos a enero del año 1906 en que en su segundo pleno[1] después de tomar posesión de la alcaldía de Bueu, Laureano Piñeiro Domínguez[2] expone la petición de los vecinos del Príncipe (actual calle Eduardo Vincenti) para que se pongan unos faroles en su calle y lo hicieron en los siguientes términos: «... interesando de la Corporación que teniendo en cuenta la necesidad que se siente de unos faroles en la dicha calle y la precaria situación del erario público municipal, se instale por cuenta de los fondos seis faroles con sus depósitos para producir gas acetileno[3] ofreciéndose los reclamantes a sostener el alumbrado durante el año actual...».
En la sesión plenaria del 20 de enero se da cuenta, en la misma línea, de dos instancias de vecinos de la playa de Beluso y de la Ribeira (actual Montero Ríos) que desean faroles como los de la calle del Príncipe.
El Ayuntamiento encarga la misma comisión que tenía que resolver la necesidad de los puntos de luz en el Príncipe, incorporando al salazonero Clemente Lago, lo haga también para Beluso y en la Ribera.
Aunque en la sesión ordinaria del 4 de febrero de 1906 la Corporación se informó de una comunicación del Gobernador Civil de que no procedía la concesión de transferencia de crédito para los seis faroles que el ayuntamiento pensaba comprar para la calle del Príncipe, no será hasta el día 12 de ese mismo mes cuando se trate del dictamen de la comisión encargada sobre los faroles incluyendo los 5 a colocar en la Banda do Río, Ribera y Playa de Figueirón. El «Ayuntamiento resolvió que se adquirirán los nueve faroles de que se trata con todos sus accesorios y se coloquen en los lugares designados satisfaciéndose todos los gastos que con tal motivo se originen con cargo al capíto de Inconvenientes; en cuyo acuerdo no convenció al 1º Teniente D. Tomás García por no haber cantidad señalada para este fin en el presupuesto y se necesitará para otros Inconvenientes».
Como puede comprobarse que no fueron 5, ni 6 ni 9 los faroles que han tenido algunas calles y lugares de Bueu, sino 11. 


[1] Sesión ordinaria do día 14 de xaneiro de 1906.
[2] Tomou posesión o 1 de xaneiro de 1906.
[3] Xerado a partires de carburo calcio.