martes, 25 de septiembre de 2018

Ahora que se está dando por rematada la campaña de verano es el momento de hacer balance o, cuando menos, pararse unos instantes a reflexionar y hasta de echar la vista atrás para comparar.
Lo que para unos ha sido una buena o excelente temporada para otros, “un agobio de gente”.
No seré quien ponga trabas a estas cavilaciones, ya sean positivas o negativas. Lo que quiero es mostrar esa otra mirada en el tiempo en la que aparecen las reiteradas alabanzas de Bueu como lugar que quiere proyectar su potencial de seducir a los posibles visitantes para que no solo tiendan puentes en la economía local sino que la enriquezcan culturalmente facilitando el progreso en todas las direcciones.
Como primer ejemplo, al menos por ahora, os muestro lo que un corresponsal bueués hacía a finales de agosto del año 1906 en el diario pontevedrés La Correspondencia, bajo la firma ‘X’ y con el título ‘De veraneo :
La Correspondencia Gallega_diario de Pontevedra - 29 agosto 1906 pág. 1
Esto de las subsistencias me lleva de la mano á lo que pudiera ser Bueu si no se procurasen comodidades a los forasteros facilitando los medios de subsistencia: porque Bueu, que es verdaderamente hermoso, con puerto limpio, seguro y extenso, en exuberante y rica llanura, de atractivo paisaje, de cielo azul en despejado y amplísimo horizonte, clima benigno, con playa de más de un kilómetro, en una concha cerrada por cinta de bonitas edificaciones, formando un lindo pueblecito lleno de establecimientos industriales y mercantiles, cuya riqueza, si está conocida no va bien encauzada; no tiene Bueu viviendas para forasteros, ni alicientes para los bañistas, ni siquiera plaza o mercado diario […]”
Y luego dando su particular visión de quienes son aquellos que nos visitan y hasta poniendo una relación de los visitantes que considera más relevantes:
...los forasteros vienen aquí atraídos nada más que por relaciones de familia, ó por otras causas de amistad ó interés, que los acerque á estas playas donde están veraneando, el acreditado y conocidísimo ingeniero industrial, inteligente director de la notable revista “Artes-Industrias” de Barcelona D. Gerónimo Bolívar, con su señora e hijos, que vino a esta playa al lado de sus hermanos; el ilustrado catedrático del instituto de Reus, literato y publicista Sr. Saiz Armesto, con su señora, madre política e hijos, que tienen aquí su casa solariega de los Aldaos; la familia del señor Romero, escritor y periodista filipino, que ha venido a renovar las relaciones de amistad que de antiguo le unen con el reputado Doctor Riobó, hijo de Bueu; y los señores de García Cobas de Pontevedra, padres políticos de los señores Massó, a cuyo lado pasan estos días. Muchísimo se podría hacer para que los de fuera, conociendo este país, vengan á pasar la temporada del calor en estas playas; más hoy no lo pedimos...”

sábado, 1 de septiembre de 2018


Antes de entrar en materia veremos brevemente los orígenes de una capellanía, la de Santo Domingo en la iglesia de Beluso. Fundada por el natural de Cela, D. Domingo Piñeiro Blan
co, presbítero también de Beluso, el 16-10-1729 ante el escribano Tomás de la Rúa y Freire que consistía en una capellania titular y de padronazgo lego constituida bajo la advocación de Stº Domingo (en el lateral de Ánimas al lado del Evangelio) que tenía una misa rezada perpetua al alba todos los domingos y festivos, dotándola con bienes suficientes para a sustentación del capellán y hasta para que pudiesen ser ordenados sacerdotes (los que no lo eran)... y preferentemente ocupada, a propuesta de los patrones “por ser Parientes del propio fundador”.
 Así llegamos al 29-5-1788 en que la ‘Patrona’ en ese momento, Gertrudis Pastoriza nombra, ante el escribano de Sta Cristina de Cobres, Antonio Jacinto de Arsaujo, a José Sebastián Fernández Regueiro, presbítero y vecino de Beluso como capellán llevador de los bienes y rentas de la obra pía que bajo la advocación de Sto. Domingo fundara Domingo Piñeiro.
Hasta aquí todo sería normal si no apareciera en escena el recién nombrado Teniente cura de Beluso, Benito Riobó, quien reclama la capellanía al considerar que le correspondía legalmente por ser nieto de un pariente del fundador.
Ante las reticencias por parte del capellán José Sebastián, pues este ya llevaba una docena de años ejerciendo como tal, hacen que en mayo de 1800 Benito Riobó, decida dar el paso de querellarse para reclamar la capellanía. Para lo cual da un Poder, ante el escribano Pascual de Juncal, a un procurador de A Coruña llamado Andrés López Couto  para que litigue en su nombre contra Joseph Sebastián Fernández Regueiro.
El argumento más válido utilizado en la querella era que Benito Riobó justificaba su ascendencia como nieto de Domingo Piñeiro de Castiñáns, vecino de Cela y nombrado como pariente por el fundador de la capellanía, razón más que de peso por lo que se consideraba su legítimo heredero:


Ante esta actitud firme, beligerante y, sobre todo, fundada, el demandado José Sebastián decide hacer cesión de la capellanía a Benito Riobó Piñeiro evitando así la contienda judicial. Lo hace cuatro meses después de la demanda, concretamente el 5-9-1800 y ante el mismo escribano, Pascual de Juncal, poniendo fin de forma civilizada a una disputa interna de curas de una misma parroquia por intereses de una capilla.
Archivo H. Provincial de Pontevedra. Escrib. Pascual de Juncal. Fecha 15-5-1800 F.18

Archivo H. Provincial de Pontevedra. Escrib. Pascual de Juncal. Fecha 5-9-1800 F.21