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miércoles, 1 de abril de 2015


En el año 1885 el alcalde del ayuntamiento de Bueu, Jaime Bolíbar, encargó a D. Jenaro de la Fuente y Domínguez[1] un Proyecto[2] para el abastecimiento de aguas al núcleo de la villa. La justificación del mismo viene dada por la infradotación que de este preciado líquido padece el pueblo ya que en ese momento no posee más agua potable que la suministrada por “un pequeño caudal que casi que desaparece durante el estiaje y está situado entre unas rocas del lado Oeste de la costa muy lejano, por lo tanto, del núcleo de población por donde el aprovechamiento se hace muy difícil e imposible durante las horas de pleamar. Como consecuencia de tan deficiente situación los vecinos tienen la necesidad de acudir a algún que otro propietario de un pequeño manantial o pozo...”

Del manantial encontrado “en el extremo recto del camino de entrada a la Villa que forma una verdadera y bien alineada calle y que haya necesidad de recorrer para ir a la iglesia”. Habla de la calle Canibelos donde a pocos metros del actual Ramal dos Galos estaba la “Boca de la mina”. Proyecta la ampliación y perforación da misma unos 100 metros (de 0,70 x 1,20 m.) con una estimación de aprovechamiento de un caudal de 1.028,57 l/h. donde la longitud de la canalización sería de 341,5 metros y el importe de toda la obra ascendería a 8.160 pesetas. En la memoria del mismo se hacen malabarismos con el número de habitantes de Bueu (1620 h.), de los vecinos afectados (697) y población residente en la playa (127) para hacerles corresponder a los futuros usuarios a 32 litros/persona. Para lo cual al vecindario de la playa se le supone que tendrían que abastecerse de una monumental fuente proyectada en la calle Montero Ríos casi frente a la calle Eduado Vincenti (Cerca de la actual Plaza de Abastos) que se elevaría “en una especie de plazoleta  o explanada”.
Dicho abastecimiento no se hizo en esas fechas y la obra tardó años en ser de nuevo licitada.



[1] D. Jenaro de la Fuente y Domínguez (1851-1922), vallisoletano que ejerció cómo “maestro de obras” en una gran cantidad de proyectos que se realizaron en su época en la capital olívica y en ayuntamientos limítrofes. Fue Director Facultativo de la Obras municipales de Vigo, así como profesor de dibujo, etc. No debemos confundirlo con su hijo Jenaro de la Fuente y Álvarez arquitecto que construyó el estadio de Balaídos.
[2] Luego ratificado por el arquitecto Antonio Crespo.

viernes, 22 de noviembre de 2013


Ante el 25 de noviembre “Día Internacional contra la violencia de género” que se conmemoran desde 1999 avalado por la ONU[1]. Quiero aportar, a título de ejemplo,  evidencias de esta lacra en el Bueu del pasado, que espero no ilustren el presente, y mostrar la valentía para afrontar el problema de algunas mujeres,  a pesar de vivir en una sociedad machista.

Para comenzar la petición de divorcio (salida natural)  que a todo trance está dispuesta a enervar ante cualquier Tribunal competente ya que no quiere y “no puede por más tiempo venir soportando lo
maltrato frecuente que en su casa recibe” por parte de su marido, suegra y cuñada[2] . Esta decisión, siempre difícil, se ve complicada por la posición social de la demandante y por las fechas de la que estamos hablando: verano del 1868 y mujer de salazoneros (con varios almacenes o fábricas de salga en Marín, Bueu y Beluso).

Varias más son las demandas de separación y divorcio y todas ellas precedidas de execrables vivencias por parte de las mujeres que las presentan. Tal es el caso también de Pilar X. X. que en el noviembre del 1885 acusa[3]  a su marido Antonio Z.Z. “por ser público y notorio le prodiga constantemente maltrato de obra y de palabra más cruel, la amenaza con frecuencia de privarle de la vida…”.  Describiendo a continuación actos vandálicos por parte de su marido que de no mediar otras personas podrían haber acabado con su vida. En los hechos denunciados se exponen hasta más de siete ocasiones de maltrato y de peligro para su vida en la que había testigos que impidieron el fatal desenlace. Y como no podía ser de otro modo (ya que se da en casi  todos los casos) el marido dice “que siempre la había tratado con consideración y cariño no habiendo mediado más diferencias entre los dos que esas pasajeras e insignificantes que ocurren en todos los matrimonios y que dieron margen al adagio aquel ‘que no hay casa mantenida que no sea reñida’ Por lo tanto el exponente no puede reconocer en su mujer derecho alguno para separarse de él, puesto que no existe motivo de ninguna clase para caso tan extremo y lejos, de eso llame hoy por hoy a su mujer al orden para que cese de promover actos de esta naturaleza que tienen que redundar en perxuizo de ella y también de los hijos…”.
¡Menudo elemento!

Y como un ejemplo más de las múltiples casuísticas, decir que se da el caso[4] de acusación a su marido por insultos e imputación falsas de incesto. Llegado el  momento conciliatorio previo a entablar querella criminal para la solicitud de divorcio ambas partes reconocen su culpa y provocaciones. El que “ambas partes manifiestan que se perdonan recíprocamente” realizándose en el mismo acto, en documento[5]  extrajudicial, el reparto equitativo de sus bienes[6]

  Quiero expresar mi solidariedad con todas las mujeres que sufren violencia de cualquier tipo


[1] Ya que desde julio de 1981 el 25 de noviembre había sido declarado día “Internacional contra la Violencia hacia mujer” en el 1º Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá (Colombia).
[2] De estas últimas, la parte del maltrato, “hasta el extremo de escasearle el alimento y tener que mendigarlo fuera de casa”
[3] Antes de interponer demanda de divorcio en el Tribunal Eclesiástico de la ciudad de Santiago.
[4] Como el ocurrido en la parroquia de Cela en los primeros días del año 1911.
[5] Haciéndolo por duplicado y llevando cada un copia del mismo.
[6] Tanto parafernales y otros de la esposa como de la Sociedad conyugal.