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lunes, 24 de julio de 2017

Con la llegada del verano recordé un artículo de Antonio Bóveda que recogiera hace años en el nº 3 de la revista mensual Mondariz del 20 de agosto de 1915 (pág. 10-13) titulado “Playas Gallegas”.
Su recuerdo non era tanto por el artículo en si como por la referencia a como se conocían a los veraneantes...
En esa época, inicios del siglo XX , la mayoría de las personas que venían a pasar parte del verano a los pueblos de nuestro litoral eran “campesinos de la región a los que los médicos recetaron contra la anemia, contra el escrofulismo, contra la raquitis, sumersiones en las aguas yodadas del mar”.
El mencionado artículo nos compara con pueblos y playas como la Concha donostiarra y el Sardinero santanderino, etc. indicando que eses pueblos saben sacarle partido a sus playas y nosotros, que poseemos muchas y con una gran variedad de tipologías, no sabemos quitar provecho a pesar de las muchas ventajas “sobre las tan ensalzadas del Norte”.

La culpa de todo se debe, a que “los gallegos, no supimos propagar nuestras bellezas ni expandir por el mundo nuestras virtudes; antes al contrario, pusimos especial empeño en achicar lo propio para que lo ajeno se destacase [...]  De ahí que las playas gallegas sean puco frecuentadas; no importando que haya, además del litoral costero, aires que son salud, paisajes que son de país escogido, alimentos sanos, y de suculencia no igualada, costumbres y usos pintorescos, afabilidad en los habitantes”. Como nada de esto se ha promocionado, así nos va... Si diéramos a conocer nuestras playas, tanto “las de brava y tumultuoso oleaje, como A Garda y A Lanzada, y las de mar apacible, como Cangas, Bueu, Ribeira, A Pobra, Muros, Sanxenxo,...
Entre otros, como mal a solucionar indicar la forma de acogerlos y de bautizarlos con nombres despectivos: “«catalinos», en A Coruña; «mantidos», en Vilagarcía e Marín; «pouroanos», en Vigo”.
Esto me recuerdan otros nombres con los que se denominaban en Bueu. Hasta los años cincuenta del siglo pasado la denominación genérica a los que venian a pasar el verano era la de «veraneantes» y que a medida que comenzaron a venir muchos de Madrid, se pasó a identificar a todos como «madrileños». Y a partir de los años sesenta estos apelativos comenzaron a mezclarse con otros, «jodechinchos» y luego «chinchos», con lo que se ponía de manifiesto los inconvenientes que suponía el aumento de la población en la época estival: encarecimientos de precios por la mayor demanda, molestias en la utilización de servicios, etc.
Pero en la rede hay otras explicaciones que voy a poner como alternativas:
1º En Terras do Morrazo-Disionario da Rewvolusionaria Academia Morrasense:
Jodechinchos: jichos que invaden os nosos areais mairoritariamente no verán, aínda que alghún ten a súa "2ª" residencia intentando camuflarse na zona. Procedentes do outro lado da ría en grande parte. Gracias a eles tardamos catro horas en cruzar polo medio de Moaña e Cangas, ademáis reducen a velocidade da Vía Rápida, concretamente a 0km/h para protexernos de posibles accidentes, algo bo tiñan que ter. O termo ven de fai moitos anos: un sinal moi indicativo de que está a chegar o vrán no Morraso é que o peix na Plasa dispara o seu presio ata límites insospeitados, cando os chinchos un día van a 6€, o sejinte van a 12€.. e claro, un morrasense auténtico vai buscando a oferta máis baixa por toda a prasa, un turista (madrileño sobre todo) NON, arrampla co primeiro que vexa inda que custe a 20€ o kilo de chinchos. Cando o pobre morrasense vai buscar os chinchos, xa non queda ninjún! e maldice o ceo dicindo "Xa nos viñeron joder os chinchos!!"
Jodechinchos: (en las rías baixas, zona del Morrazo – Galicia), referido a aquellos individuos que resultan molestos en nuestras actividades diarias, aun siendo estos apreciados cuesta soportar su presencia y tienen una gran facilidad para conseguir trastocar nuestros planes.
(normalmente son turistas, que nos ocupan la mesa en el restaurante, o masifican nuestras playas, etc …).
Jodechinchos: Despectivamente, madrileño que acostumbra a pasar parte del verano en algún lugar de las Rías Baixas. Por extensión, forastero. También incluye ourensanos.

En la actualidad se están a utilizar para referirse a los que nos visitan en la temporada de verano como «veraneantes» y en esta y en el resto del año como termo genérico «turistas». Parece que vamos normalizándonos en el lenguaje, pero, sobre todo, en el respeto a los otros y por lo tanto a nosotros mismos. Muchos de nosotros en las vacaciones también podemos ser «jodechinchos», «chinchos», «catalinos», «mantidos», «pouroanos», etc. y seguramente que preferimos ser un ciudadano más sin tener que llevar etiqueta alguna…