Como ya viene siendo habitual en estas Entradas, del
bloque Epidemia, más que centrarme en la enfermedad en si lo que pretendo es recordar
algún acontecimiento alrededor de ésta, pero en el ayuntamiento de Bueu.
Pero antes, unas pinceladas sobre
esta afección:
La Viruela la define la RAG en su acepción
médica, como una “enfermedad infecciosa y contagiosa, de naturaleza vírica,
que produce fiebre alta y la aparición de pústulas con costras que al caer suelen
dejar marcas en la piel”.
La viruela
puede considerarse como una de las enfermedades más antiguas y mortales ya que,
en su larga historia, se le atribuyen varios cientos de millones de muertos. Hay
constancia de períodos en los que aparecía como verdadera pandemia, como en el
s. XVIII, sobre todo en Europa y América, donde llegó a afectar a un número
importante de la población. Será en este siglo cuando aparece la primera vacuna
contra la viruela (Edward Jenner, 1796) que marcaría el comienzo para la
erradicación de esta enfermedad.
En el
Bueu del año 1898, cuando alguna persona era diagnosticada de viruela se
encendían todas las alarmas y, nada más recibir la notificación del médico, el
Sr. Alcalde emitía una Orden de confinamiento y aislamiento del enfermo. Los
encargados de ejecutar la Orden eran los Alcaldes de Barrio (figura muy
importante en los lugares de las parroquias hasta finales del siglo XX).
La casa del
enfermo era custodiada por convecinos para evitar que nadie más se pudiera
contagiar. Prueba de esto la tenemos en la documentación adjunta, en la que
estando enfermo un señor en O Valado, tenían que hacer guardia, obligatoria y
de forma rotativa, los vecinos de A Portela, de Meiro y del mismo O Valado.
Normalmente la realizaban de dos en dos y por un tiempo de 4 horas.
En el caso
que me sirve de referencia, se dio la circunstancia de que uno de los dos que le
tocaba hacer el relevo no apareció a hacer éste y los de la guardia anterior tuvieron
que doblar la misma por lo que le reclamaron al alcalde ser indemnizados. La disculpa
que puso el infractor fue que “con motivo de
tener que ganar la vida se fue a la pesca creyendo venir a tiempo para cumplir
con la expresada guardia, pero debido a ciertas circunstancias no le fue
posible cumplir con la orden que se le diera, pero que está dispuesto a abonar
a la persona que sirvió en su nombre...”
En cuanto
a la vacunación de la población, dos referencias. La primera un oficio del
Gobernador Civil al alcalde de Bueu (1928) para recordarle la “vacunación obligatoria para lo cual se les facilitará
gratuitamente cuantas vacunas antivariólicas necesiten, bien entendido que
exigiré estrechas responsabilidades a las autoridades en el caso lamentable de
que apareciera algún brote epidémico de viruela...”.
En relación
al número de vacunas antivariólicas que se solían poner en Bueu tenemos el dato
de enero de 1936 en el que el Médico de Asistencia Pública Domiciliaria,
Ignacio Lis Lombos, informa a la alcaldía que puso durante el año anterior 211
vacunas (todos los días, de 10 a 13 h, en su despacho y los días fijados
previamente en los locales de las escuelas).
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