Hío y
Aldán se segregaron para pasar a pertenecer a Cangas el 2 de marzo de 1873 pero
a nivel judicial en agosto de 1874 aún seguía perteneciendo al ayuntamiento de
Bueu. Por esto, y porque la empresa que trabajaban los protagonistas de esta
entrada tenía su sede en Bueu, es por lo que el relato siguiente se dilucida en
nuestro pueblo.
Los
hechos que vamos a narrar ocurrieron en la playa de Menduíña frente a la
salazón de la familia Bolíbar:
Estando
Francisco C. como patrón del arte o jábega destinada a la pesca de la sardina,
de la sociedad de Bueu, Bolíbar e Hijos. En ocasión que estaba al frente de
cuarenta hombres que tiraban por un arte de pescar, el día 23 de julio de 1874,
se acercó un fomentador, soltero, llamado D. Enrique M., también de Aldán, y en
la presencia de un público numeroso, en la playa de Menduíña, y sin motivo
alguno le ha dado de bofetadas.
El
agredido considera el acto grave por lo que se ve en el deber, a su pesar, a
demandar a un vecino suyo con quien mantuvo hasta ahora divergencias grandes,
aunque en otra ocasión ya se había visto por aquel ofendido de palabra que
perdonó sin rencor; pero esta vez constituyó una u verdadera afrenta “para
lo cual dice por su carácter de encargado de varios jornaleros y representante
de una respetable casa. Ha tenido con todo la prudencia suficiente para evitar
que hubiera una lucha promovida por todos los hombres que estaban a sus órdenes
con los que se pusieran de parte del ofensor”. Lo único que le pide en acto de Conciliación
es que “el injuriante se retracte del hecho ejecutado y públicamente le dé la
debida satisfacción cuál fue y lo merece la ofensa”.
Como
puede verse todo una persona ejemplo del saber estar, de la ponderación, del sentido de la responsabilidad, de la
mesura en la palabra,... que no podía firmar por no saber...
La
respuesta de la parte demandada fue que “que nada tiene objetar; que siendo
improcedente este juicio se oponen a él y le contestará en su día [en
una instancia superior]”.