viernes, 26 de septiembre de 2014

En junio de 1888 el ministerio de Fomento incluye en el Plan General la construcción de un ferrocarril de vía estrecha que partiendo del puerto de Bueu remate en Cangas del Morrazo.
Si nos remontamos al año 1904 algunos periódicos, como “La Correspondencia Gallega” (Diario de Pontevedra, 2-12-1904), se hacen eco de los intereses para el pueblo gallego y, entre, ellos está la del Ferrocarril para lo “Desarrollo de cuanto con la agricultura, el comercio a la industria se refiere”. Tanto es así que hace mención de los proyectos de los “ferrocarriles secundarios” que deberían construirse en Galicia citando una a una a las comarcas en las que deberían llevarse la acabo.
Case todos los proyectos quedan en el olvido pero en el año 1946 nos encontramos con un Concurso para dotar a Bueu de un Despacho Auxiliar de “encargos y mercancías en grande y pequeña velocidad entre la estación de Pontevedra” y Bueu.

Y posteriormente en los años cincuenta del siglo pasado aún estaban por la labor los ayuntamientos afectados. Tal es el caso que ya en junio de 1951 el ayuntamiento de Bueu toma un acuerdo unánime a favor del proyecto:


En el año 1953 sigue el liderazgo del ayuntamiento de Cangas, en la busca de soluciones políticas, que continúa siendo respaldado por los alcaldes de los ayuntamientos limítrofes.

Al final, como se puede constatar, sólo llegó a construirse decenios después la línea de tren Pontevedra-Puerto de Marín que sería inaugurada el 10 de junio de 2002.

sábado, 13 de septiembre de 2014

La Playa de Bueu, arenal precioso de un kilómetro de largo surcado por más de tres riachuelos que cómo venas aportaban los elementos necesarios para que los bivalvos hayan sido abundantes y que algunas anguilas y truchas se aventuren hasta el río Canudo y el Portela. También cuentan que hasta reos, otros dicen que truchas “arreadas”, anduvieran cerca de la Finca del Cura.

Esto ocurrió hasta principios del s. XX donde la playa era utilizada, sobre todo, para echar el arte, descargar el pescado, secar las redes y subir los barcos. Pero había una demanda entre los industriales que tenían que ir a otros puertos, Marín fundamentalmente, a descargar mercancías.
Siendo alcalde Agustín Gelpí Serra se le concedió a Bueu lo solicitado al gobierno por el grupo de fomentadores de la salazón: poder habilitar la Playa para el embarque y desembarque de productos del país. Problema resuelto con con el Real decreto del 22 de agosto de 1872 y publicado en el Parte Oficial de la cancillería del ministerio de Estado el día 28.

Dado que Bueu no tenía puerto, fue un hito importante para el pueblo pues aunque tenía las limitaciones de necesitar autorización de la aduana de Marín, ya recaía la responsabilidad de vigilancia y control en el puesto de carabineros de Bueu.

lunes, 1 de septiembre de 2014

En agosto del año 1900, el coadjutor de Bueu, D. Manuel Carreiro Martínez es denunciado por el también cura ecónomo de Sta María de Tourón D. Zoilo Poza Lueiro para que le pague la deuda de 8.018 reales equivalentes a 2.004,5 pesetas (hoy unos 12,04 €) que había contraído cuando era coadjutor de Mourente.
El dinero se debe por préstamos y pagos que había facilitado D. Zoilo al coadjutor de Bueu. Se lamenta el señor Zoilo, que siendo los dos curas tenga que acudir al juzgado y que lo hace por la “resistencia pasiva” de D. Manuel Sendero.
Lo curioso es que el coadjutor dijo que no eran ciertos los hechos y que no le debe nada a dicho demandante.

El representante legal de D. Zoilo, que en todo momento quería solucionar el caso de manera amistosa, ante estos hechos despliega una larga batería de preguntas donde expone con todo lujo de detalles, nombres, lugares, motivos, cantidades, todos los préstamos y el porqué de los mismos (case siempre por dificultades económicas de la familia del coadjutor o por herencias). Incluso mencionó que de no haberlo ayudado este, ahogado por las deudas, se iba a marchar para América y que gracias a la ayuda, como cura y amigo, había podido hacer frente a casi todos los pagos.
Desconocemos cual era la cara que ponía el coadjutor ante la lectura de los cargos pero sí que se afirmó en sus primeras palabras de que no tenía deuda alguna con el demandante.

El resultado del juicio posterior a este acto de conciliación también la desconocemos… “Amigos, sí, pero la vaca por lo que vale…