sábado, 14 de julio de 2018


Hoy veo en el Facebook de Fernando Miranda avisándonos de la luctuosa noticia de la muerte de Paco Costas. Para mí fue una sorpresa, aunque esperada, pues le seguía la pista desde que en una entrevista realizada por Montse Carneiro en la misma La Voz de Galicia en el mes de noviembre de 2003 en la que me había llamado la atención una de las preguntas que le hacían: - ¿De dónde vienes?  Y él le respondió: -De las zapatillas de goma de neumático que gastaba en la guerra, ja ja; mi madre, que era una gallega de armas tomar, conducía un Citroën hasta el Frente de Guadalajara. Luego...
Esa respuesta con tanta ironía hizo que me preguntara: ¿Y si fuera de Bueu?
Tras una serie de pesquisas, no muy largas, di con un posible documento en el que aparecía un tal Francisco Costas Verde.  Preguntando pude encontrar un amigo que algo le sonaba el nombre y preguntó a unos parientes hasta confirmarlo como la misma persona. Me puso al tanto de algunas cosas que me permitieron ir completando poco a poco una pequeña ficha de su relación con Bueu entre las que resaltaría que aunque su padre, Serafín Costas Bacelar, era un marinero natural de Aldán, había casado en Bueu con Carmen Verde Troncoso y vivían en el lugar de La Graña cuando el día 10 de noviembre de 1931 nació su hijo Francisco. Como su padre estaba en el mar, dos días después se acercó una tía materna del niño, llamada Dolores, a inscribirlo en el Juzgado. Como curiosidad decir que firmaron como testigos el Depositario y Administrador del ayuntamiento de Bueu, Ricardo Gómez Buceta y Francisco Franco Miranda.
Francisco Costas Verde, célebre como Paco Costas, fue un reconocido experto en seguridad viaria y motor, sobre todo a partir de los programas «La segunda oportunidad» (1977), «Todo es posible en domingo» (compartido con Tip y Coll, entre otros), «Grand Prix: Así es la Fórmula 1», etc. en los que era director, guionista y presentador.
Su amplio currículo se puede buscar en internet. Lo que ahora queremos es manifestarle nuestro pésame a la familia desde el pueblo donde nació. D. E. P.

jueves, 5 de julio de 2018

Desde los años veinte del siglo pasado el santoral bueués tiene un santo más. Conocido por todos sus dvotos como San Vir-Elas. Hasta la eliminación del local “Círculo Náutico de Bueu” presidió una de sus paredes en un cuadro que se le atribuye al eximio dibujante Federico Ribas. El cuadro pintado con técnica de tinta y grafito sobre papel de 60 x 43 cm, actualmente en los depósitos del Museo Massó de Bueu.
Hace años el poeta Luís Ríos Dopazo escribió sobre el origen de San Vir-Elas y este es el documento que les transcribo a continuación para que aquel que no lo conozca decida ponerlo o no en su lista o santoral particular:
 "Hoy en día aún podemos decir que, sin pensar en ello, nos sale para fuera una devoción para poner delante de las brujas y los duendes, vagando por caminos y encrucijadas, velas y candiles para hacerle dar vueltas. Por ello, creo que mi historia es auténtica del país gallego, aunque mezclada y llena de paganismo celta.
Copia cedida por Manuel Aldao
Esto aconteció cuándo en una partida de dominó hay uno de los jugadores que no le va la buena y al lado de él está un hombre como Federico Ribas. Este había nacido en Vigo en el 26 de noviembre de 1890 y tenía la reputación de ser hombre muy culto y de mucha repercusión pues en su tiempo destacaba como dibujante tanto en las Américas como en España. En Francia llegó a ser director artístico de la revista parisina ‘Mundial’; trabajó en ‘Elegancia’ y también colaboró en la ‘Le Rire’, así mismo en otras editoriales.
Pues bien, este Federico Ribas pasaba los veranos en Bueu ya que un gran compañero del señor Gaspar Massó. Federico después de terminar de comer acompañaba al señor Gaspar al Casino a tomar café y presenciar la partida de dominó. Era el Ribas un espectador muy atento, oyendo y imaginando sobre lo que decían los unos y los otros sobre el juego.
Un día sucedió una cosa extraordinaria, que motiva de que hoy yo pueda hacer la historia que estáis a leer. Todo sucedió así, y de eso, humildemente, damos testimonio para la historia
Uno de los jugadores, Barreiro el de la Bomba, pues por tal era conocido en el pueblo ya que usaba dicho instrumento para despachar gasolina, coincidió que tenía mala suerte en el juego –‘no le iban’-; siempre llevaba malas fichas, lo ahorcaban los dobles, y el bueno del hombre, cuando alguien le decía:
- ¡Muy mala suerte tienes, Barreiro!
Él siempre respondía:
- San Vielas.
La cosa estaba hecha. El genio creativo del Ribas, que escuchaba callado, hizo y se encargó del resto. Un día llegó al Casino con un dibujo que podéis mirar aquí al lado. Yo hasta creo que se parece un poco al señor Barreiro. El dibujo representa ‘San Vir-Elas”. El ‘Santo’ además de la corona tiene unos pelos y barbas fenicias, en la mano izquierda una taza de café humeante y en la derecha un bastón de peregrino donde prende la soga que ahorca el miserable seis doble, ingrato y desagradecido ser de las partidas de dominó, de extraña cabeza, ojos cerrados y brazos de pollo muerto.
Como todo “santo” que se respete tiene la cintura de cuerda y en un extremo le cuelga y pende una cabeza de ajo, remedio probado contra las brujas.
En otro lado tiene un llavero donde cuelga un aviso de la mayor importancia para los devotos: “Cerrad sin preguntar”. Primera orden del “San Vir-Elas”, creo yo, a todos los jugadores de dominó y que procuraran ahorcar el seis doble. No podían faltarle a nuestro santo “un par de ángeles revoloteando y la serpiente pecaminosa”.
Cuando el “San Vir-Elas” estuvo entronizado en el Casino enseguida los devotos del pueblo comenzaron a traerle ofrendas para que les diera suerte en el juego. Unos traían un tomate, otros una cebolla, pero siempre eran los mejores productos de la huerta pues el irónico “San Vir-Elas” no se dejaba engatusar por cosa ruin.
Según los más eruditos investigadores del “santo”, el primer milagro suyo lo realizó con el compañero Américo, buen hombre y mejor ‘pieza’. El Américo es buen católico; va a misa y confiesa, como todo católico, una vez por año sí no hay peligro de muerte, que en cuyo caso lo hace cuantas veces haga falta.
Un día, según él me contó, estando soltero, acompañando a su novia a casa vio un limonero extraordinario, propiedad de la madre de la chica, con unos limones de mucho cuidado. Jugando con la suerte, robó un limón y se lo llevó al “San Vir-Ellas”. Ofrecer el limón y tener suerte en el juego fue todo uno. Él no cree en las brujas, pero ese día jugando el julepe fue la primera vez en su vida que ganara tanto dinero. Y dicen que gritó:
-“San Vir-Ellas, yo no creo en las brujas, pero desde este momento en ti confío”.
Fue pasando el tiempo y la devoción al “San Vir-Elas” fue decayendo. El santito miraba salir y entrar a la gente en el Casino, pero nadie pedía un deseo. Eran tiempos malos hasta para los santos, pero el “San Vir-Elas” sabe esperar. En efecto, un buen día una pandilla mirando al “santo” lleno de telas de araña decidieron limpiarle el polvo y el barro; lo dejaron nuevo de estreno. Luego, propusieron de común acuerdo hacer algo por él.
¿Respetar la tradición? ¿Organizar alguna cosa nueva? Vencieron los innovadores, los de esperanza en el futuro; había que sacar al “San Vir-Elas” a tomar el sol un poco, pues ya hacía mucho tiempo que no había visto el sol lo pobre del santo. Cosa hecha. La semana siguiente de la fiesta de Santiago en el monte Hermelo, hicieron sus devotos una fiesta campestre allá arriba con todo el boato necesario. Bien, no penséis mal. No hubo misa, pues los santos castizos no están canonizados. Sin embargo, la romería fue de mucho bombo. Tocaron los gaiteros del Ayuntamiento, hubo sardinas y costillas de cerdo asadas con vides de viña y ‘carozo’ de maíz, como en los viejos tiempos. Todo fue mezclado con el buen vino de Cela y daba placer mirar a todo el mundo saltando al son de las muiñeiras y la gente gritaba y gritaba hasta el cielo como diría Castroviejo.
Desde aquella, el “San Vir-Elas” tiene su fiesta en la primera semana de agosto. Yo espero el día en el que el “San Vir-Elas”, aunque sea quedando en la puerta de Iglesia, tenga su misa a pesar de su casticismo, y a quien el pueblo se lo dio el Señor se lo bendiga.
Escrito por el devoto de “San Vir-Elas”
LUÍS RÍOS DOPAZO