La triste realidad que con la que el COVID-19 golpea a nuestra sociedad estos días me hacen volver la mirada atrás a aquella otra gran pandemia, ocurrida entre 1918-1920, que se llevó por delante varias decenas de millones de personas en todo el mundo. Ha
sido la mal llamada “Gripe española”, precisamente por ser este país el primero que le puso cara a la enfermedad ya que el origen o los primeros casos estuvieron, probablemente, en Kansas (Estados Unidos).
En cuanto a la incidencia
de la misma en nuestra provincia nos servirá de referencia una nota aparecida en
El Díario de Pontevedra del 5 de octubre de 1918 titulada “La salud
pública en Galicia” donde aparecían los veintitrés ayuntamientos que ya la
padecían, entre ellos Bueu, y da recomendaciones y órdenes incidencia de la
provincia y que transcribo de las que recojo algunas para comparar con nuestra
sitación actual con el COVID-19.
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Como por esas fechas en la capital todavía había pocos
casos de gripe y éstos eran benignos aconsejaban: “...
No hay, por tanto, que alarmarse; al contrario, no debe tenerse miedo porque
éste al deprimir el ánimo predispone a adquirir la enfermedad. Procuremos todos
combatir la epidemia desinfectando cuidadosamente las casas, ejecutar una
limpieza personal exagerada, y de esta forma nos veremos seguramente libres del
mal que en otros pueblos tantas víctimas producen.”
-
No había confinamiento, pero...: “También ofició el Sr. Vieira (alcalde) a los propietarios de cafés, cines y teatros, a los curas
párrocos y presidentes de sociedades de recreo para que el barrido se haga con
serrín humedecido con una disolución antiséptica.”
- Y esto parece que nos suena de algo hoy: “... y aún cuando la mayoría de los casos son de carácter
benigno los que adquieren bronconeumónico son de funestas consecuencias.”
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“El señor Gobernador civil ha recordado a las Alcaldías el
contenido del artículo 155 de la Instrucción general de Sanidad que les faculta
para disponer de los servicios de cuantos ejerzan profesiones sanitarias, en
casos de epidemias...”
El Progreso 22 de
outubro de 1918
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Y cuando más fuerte
atacaba la enfermedad el gobernador envió a todas las Alcaldías el siguiente telegrama:
“Reitero mi orden de absoluta prohibición de
cortejos fúnebres civiles en los entierros epidémicos quedando conminada esa
Alcaldía con la multa de 500 pesetas conforme artículo 204 Instrucción Sanidad
sin perjuicio demás correctivos a que se refiere, si no los impidiese aplicando
artículo 3º ley 15 de junio de 1880 y notificando desde luego a los directores
periódicos se abstengan de insertar en esquelas mortuorias la invitación
acompañamientos que son reuniones públicas no autorizadas por motivos de
defensa sanitaria.”
Si nos ceñimos al
ayuntamiento de Bueu, observaremos que a lo largo de los ocho primeros meses del
año se dan episodios de gripe común con un número bajo de contagios, aunque a
consecuencia de esta mueran cuatro personas: una mujer de 57 años a primeros de
marzo en A Cividade, un niño de solamente un año de edad en junio en Beluso,
otra de 80 años en Bueu en julio y una de 76 años en el Viso-Cela en agosto.
El Diario de
Pontevedra 4 de outubro de 1918
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Será a partir del 3 de octubre
cuando la enfermedad comienza a segar vidas de forma cruel con certificados
médicos como ‘neumonía gripal’, ‘bronco-neumonía gripal’, ‘gripe y tuberculosis’,
‘fiebres gripales’ etc. muriendo a diario uno, dos, tres, cuatro o cinco personas
de todas las franjas de edad, pero principalmente jóvenes (la media de edad es
de 27,1 años).
Solamente nueve personas superaban los 50 años y 16 eran menores de 10 años.
Solamente nueve personas superaban los 50 años y 16 eran menores de 10 años.
Como podemos ver en las
gráficas los picos más grandes se han dado el último domingo de octubre y el
primero de noviembre. Es el punto de inflexión de la enfermedad ya que comienza
a remitir el número de muertes por esta causa desapareciendo totalmente a
partir del sábado 7 de diciembre, por lo que es la fecha en la que se puede dar
por superada esta gripe en el ayuntamiento de Bueu.
Si vemos el gráfico de años
inmediatamente anteriores y posteriores y comparamos el número total de muertes
vemos que el de 1918 supera con mucho la mortalidad media.
El saldo total de muertes
certificadas por la gripe ha sido de 78 personas: 40 en Bueu, 18 en Cela, 15 en
Beluso y 5 en la Isla de Ons. Aunque podría decirse que
en realidad quizás hayan sido bastantes más, pues hubo otras 62 muertes
relacionadas con neumonías y otros problemas pulmonares (Casi todas las muertes
certificadas de gripe eran por “neumonía gripal”).
Entre el personal médico
que atendía a los pacientes en el pueblo, estaba en Cela el Dr. José García
Santaclara, también natural del lugar de A Torre. Tras casi un mes de atención
a un gran número de casos de gripe, acabó contagiándose y falleciendo a
consecuencia de los efectos más severos de esta enfermedad. Además de médico ejerció como juez municipal hasta
el 9 de octubre de 1918. Siendo relevado por Tomás Bolíbar Massó el 11 de octubre.
Pocos días después García Santaclara murió a consecuencia de esta dolencia.
cuantiosas, sobre todo por la adquisición y empleo de desinfectantes, así como la necesidad de hacerse con parihuelas para el transporte de los cadáveres al cementerio.
Así como estos días vimos
que había en Madrid, y otras localidades, problemas para la cremación de la ingente
cantidad de cadáveres, en Bueu también hubo grandes dificultades de espacio en
el cementerio por lo que tuvieron que habilitarse para enterramientos los caminos
del paseo central, los dos de la parte superior, etc. lo que llevó a quejarse a
los propietarios que tenían dominio de nichos por no ser respetados sus
derechos. Desde esas fechas se plantearon reiteradamente alternativas de un nuevo
y más amplio cementerio que si en un principio iba ser en la Chadiza, con el paso
del tiempo acabó
siendo realidad en el que hay en el lugar de Castiñeiras. Aunque hubo que
esperar 46 años, hasta 1964.
En cualquier epidemia o
simple enfermedad hay dos héroes que se complementan, el que la sufre y lucha
con ella y el profesional sanitario que le ayuda en la batalla. Aquí ya hemos
nombrado a dos de los médicos, los de Cela, caído ‘en combate’, y Bueu. Faltaba
por citar al de Beluso, el Dr. Rogelio Val Barros, al que dos años después[2] se
le reconocieron los “abnegados y humanitarios
servicios prestados con motivo de la epidemia gripal” con la cruz de
1ª clase de Beneficencia con distintivo morado. Hai que tener en cuenta que e
l
núcleo duro de la pandemia de “Gripe española” se focalizó en el tiempo entre
1918-1920.
Para rematar este pequeño apunte sobre la
Gripe en Bueu, decir que el miedo a la misma perduró muchos años en la
población y se ponía de manifiesto en solicitar aclaraciones en la prensa,
ayuntamientos, etc. Así nos encontramos que el 19 de marzo de 1927 aparece una
nota de Bueu en El Pueblo Gallego y en ella da cuenta de un comunicado
del Dr. Ignacio Lis Lombos en la que dice:”… que
es una lamentable fantasía el calificar de epidemia gripal lo que solamente se
reduce a algunos resfriados ocasionados por los cambios bruscos del tiempo que
estamos padeciendo, sin que de ninguna manera pueda dárseles el nombre de
epidemia gripal, y que sus compañeros de profesión nada le han comunicado
tampoco sobre asistencia a casos de gripe estos últimos días”.
Lo que ahora estamos a
padecer es serio, por lo que deseo que esta mirada al pasado nos ayude a ver la
salida.
Una vez más, en el espejo
de la historia miramos que sí nos jugamos la vida. ¡Por lo que tenemos que
seguir siendo responsables!
¡Ya queda menos para salir
de esta pesadilla!
¡Ánimo!
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