Por ser una enfermedad mui antigua se le adjudican millones
de afectados, cifra que se ha reducido a pocos miles gracias a la vacuna a
partir de 1963.
Afecta principalmente a los no vacunados menores de
5 años y adultos mayores de 30.
Las epidemias de sarampión, antes de la vacuna, eran
recurrentes cada dos o tres años. Tengamos en cuenta que en España ha llegado a
padecerla, en esos períodos, case un 90% de la población infantil, con número
porcentualmente muy pequeño de muertes. Si observamos las estadísticas de la
provincia de Pontevedra de los años 20 y 30 del siglo pasado, la media mensual
de afectados sería 10 con un fallecimiento, en los meses normales y con 70 a
250 con 2 a 8 defunciones al mes, en los períodos epidémicos.
Bueu no es una excepción al resto de los pueblos de
la provincia. Para darnos una idea de lo que ha supuesto la enfermedad en esta
villa fijaremos la atención en dos momentos: El primero, en el año 1928 (así lo
uniremos con la anterior entrada del blog, dedicado a La Coqueluche) y después
a un episodio epidémico de 1934.
A finales
de abril de 1928 en el mismo informe que el Inspector Municipal de Sanidad, Dr.
Ignacio Lis Lombos, le enviara al alcalde, Camilo Davila Davila, para indicarle
la epidemia de coqueluche en Beluso, puede leerse:” También debo comunicarle que ayer he prestado asistencia
facultativa a dos niños atacados de sarampión en esta parroquia (Beluso) y a varios niños más en Bueu, lo que demuestra la
existencia de la referida enfermedad en forma epidémica en el término municipal.
[...] debo también participar a V. S. que el
número de casos del sarampión a que presto asistencia es el de siete, todos
ellos evolucionan normalmente”.
Si el año
1928 fue un ano con problemas epidémicos en el ayuntamiento de Bueu, el año
1934 no se quedaría atrás.
Así el
14 de marzo de ese 1934 el Dr. Ignacio Lis Lombos comunica al alcalde, el
farmacéutico Luís Jesús Prieto García, que había recibido un informe del médico
de Beluso, Rogelio Val, notificándole la muerte de un niño de año y medio por “meningitis aguda, consecutiva del sarampión que padeciera”.
Y que él mismo atiende a dos niños de sarampión que evolucionan normalmente. A
su vez le dice que non tiene constancia de más casos en las otras parroquias y
todo “por si puede ser motivo suficiente para la
suspensión de la clase en las escuelas, como pretenden exigirlo los Srs. Maestros,
en oficios” enviados a él, como Inspección Médica Municipal.
A
primeros del mes de abril el informe es más serio ya que “el incremento que toma la epidemia de sarampión habiendo
casos en que se presentan complicaciones bronquiales y distéricas, por lo que
le ruego a V. se digne oficiar al Consejo Local de 1ª enseñanza por si cree
oportuno continúe el cierre de las escuelas”.
Ante el
cariz que iba tomando la situación el alcalde pasó el aviso del informe do
Ignacio Lis Lombos al Cosejo Municipal de 1ª Enseñanza. Enterado de esto, el maestro
Guillermo Novío, en nombre de dicho Consejo comunica oficialmente al alcalde la
resolución tomada “referente a la epidemia, de
sarampión, el Consejo Local acordó clausurar las escuelas de este término
municipal, hasta que por dicho Sr. Inspector de Sanidad se manifieste haber
desaparecido las circunstancias que obligan a tomar la presente determinación”.
Cuatro
días después, 13 abril, el Dr. Ignacio Lis firma un oficio en el que constata el
decrecimiento de la epidemia de sarampión en la localidad “hasta el extremo de quedar escasamente algunos casos
convalecientes de complicaciones consecutivas a la mencionada afección.
Considerando por lo tanto conveniente se digne ordenar la apertura de las
escuelas de este término municipal”.
Constatar
que, de los 214 decesos en el ayuntamiento de Bueu en 1934, cuatro lo fueron
por sarampión, dos niños y dos niñas, todos menores de 13 meses y de lugares
como A Praia, Banda do Río y Carrasqueira.
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