jueves, 14 de mayo de 2020


Su familia y vecinos de Ons y Bueu reciben con dolor la noticia del fallecimiento de Staffan Mörling, a quien le gustaba que lo definieran como: “Etnólogo sueco que fue hecho ‘prisionero’ por el embrujo de la Isla de Ons, donde casó”.

Lo profundo de esa relación de “hechizo” con Ons y Bueu fue creciendo y explicitándose con gran nitidez con el paso de los años, de sus manifestaciones, de sus libros, de su vida entre nosotros. Lo que nos ha permitido ver el latir de dos culturas y el vagar de una embarcación nórdica en busca de esa otra dorna que navegaba por nuestras rías. Embarcaciones que quedaron plasmadas en la memoria documentada, que son los libros, y que han puesto a Galicia, a Bueu y a Ons en un lugar relevante de la etnografía y cultura marinera mundial.
Hablar de Staffan Mörling, non solo es hablar del sueco de Ons, de barcos, de cultura marinera, de un Hijo Adoptivo de Bueu, o de una calle de Bueu... sino de amor por Ons, por nuestra cultura, por esta tierra que desde hace más de cincuenta años también es la suya.
La familia, Ons, Bueu y el mundo de la cultura lloran a uno de sus hijos, Staffan Mörling
¡Descanse en paz!

viernes, 8 de mayo de 2020

Por fin llega el fin de la ‘desescalada’ anunciada en la Entrada anterior ... Lo que iba ser una visión monográfica de las enfermedades epidémicas/endémicas en Bueu (meningitis, del Aparato digestivo, Sistema cardiovascular o S. nervioso central), no tratadas hasta ahora, compartirán espacio y las simplificaré poniendo de cada una de ellas uno pequeños apuntes aderezados con unas gráficas[1] que pondrán de manifiesto su influencia real en Bueu a lo largo de medio siglo.
Comenzaremos desde las de mayor a menor incidencia numérica en la población y para no extendernos las agruparé por aparatos o órgano principal atacado.
Pienso que lo relevantes sería non solo conocer de qué enfermedades se moría sino también por qué de la mesma: si se da a consecuencia de una forma de transmisión difícil de atacar, si se debe a insuficiencias alimentarias, carencias higiénicas, etc. Cuando veamos en que consiste la enfermedad y las gráficas de cada una a lo largo del tiempo, podríamos estar en condiciones de entender o contestar a algunas de esas cuestiones con la ayuda que nos puede aportar la historia de nuestros pueblos.

Gastroenteritis, Enteritis, Entrecolitis, gastritis, etc.:
Definir cada una de ellas podría ser largo y poco propio de unas anotaciones en un blog como este.
Pero simplificando, diríamos que éstas se dan por la inflamación de la mucosa del estómago (Gastrite), del intestino (Enterite), de los dos (Gastroenterite),... Casi siempre hay una causa infecciosa, ingestión de alimentos contaminados o, como en el caso de las gastritis crónicas pueden ser por la bacteria Helicobacter pylori, etc. 
Estas enfermedades, con distintas patologías y origen suponen el mayor índice de mortalidad en Bueu en los 50 años estudiados. Concretamente, 277 fallecimientos por estas causas, lo que suponen un 21,2 % del total de las enfermedades registradas en el período estudiado. Con la mirada en el pasado hubo años, como os datos que recoge José Mª Estévez para 1864/68 que una “plaga de enteritis, disentería, etc. Sobre un total de 260 defunciones, fueron niños, nada menos que 136 en las tres parroquias”. 
Hay períodos, por ejemplo 1940/46, en los que la cuarta parte das gastroenteritis están certificadas como “Gastroenterite coleriforme” lo que añade un elemento más de preocupación a la debilitada salud social de Bueu en esos momentos.
En la evolución de la gráfica se ven los picos en momentos históricos complicados, así como el gran descenso de la incidencia en la población durante la alcaldía de José Rodríguez Estévez (1914-18)[2] y, en una segunda fase, cuando se había comenzado a despegar de la “época del hambre” de la posguerra, a partir de los 50s.


 Neumonía, Bronquitis, Bronconeumonía, Congestión pulmonar, etc.:
Aquí, en las enfermedades relacionadas con pulmón no he contabilizado las Tuberculosis pulmonares por haber sido tratadas monográficamente en la Entrada anterior do blog.
Las enfermedades que he tenido en cuenta en este apartado afectan a sistema respiratorio y casi siempre por causas infecciosas tanto bacterianas, como neumococo, legionella, etc., como por virus o por hongos.

Simplificando, se llama Neumonía cuando la infección se da en el tejido pulmonar; se es en los bronquios, Bronquitis; si se localiza en la zona más distal o alejada de las vías aéreas y en los pulmones, Bronconeumonía; si hay acumulación de líquidos e inflamación de los pulmones se habla de Congestión pulmonar; etc.
Estas afecciones del sistema respiratorio ocupan el segundo lugar en esta macabra clasificación con un 17,6% de las muertes[3]; con un total de 231.
En la gráfica non hay duda de la tendencia ascendente y de que el pico coincide con la década dos 30s. He puesto en la gráfica con color naranja los datos que corresponden a las enfermedades citadas en este párrafo y, en azul, lo que sería la suma de todas estas con los datos de la Tuberculosis pulmonar. Como se ve, siguen la misma tendencia por lo que es previsible que las causas sean semejantes. Por lo que conocemos de la época, la falta adecuada de habitabilidad en las viviendas, sumada a los períodos de escasez en el mundo del mar, alimentación precaria, etc. propiciaron este tipo de decesos.

Sistema nervioso central, S. cardiovascular e Meningitis:
Estos tres grandes grupos de enfermedades muy diversas acapararon del total, por el mismo orden, el 13,4%, 10,1% y en el caso de la Meningitis un 3,7%.
Entre otras muchas cosas que se observan en las gráficas es el incremento de las enfermedades cardiovasculares (¡Cosas de la modernidad!, diría mi abuela) y una tendencia a la baja, con alzas puntuales (1946), fruto del conocimiento de las enfermedades, a las medicinas nuevas y, en definitiva, a la profilaxis en general. 







Quisiera rematar poniendo de relieve la idea, estos días generalizada, de que el miedo es lo más infeccioso de las epidemias y quizás lo peor de éste es cuando el “contagio social es bastante general puede usarse para muchos propósitos, como la propagación de rumores, modas, pánicos, innovaciones y muchos otros tipos de rasgos culturales[4] que nos llevarían a una salida sin camino de retorno.




[1] La metodología empleada, como ya he indicado en la Entrada anterior, ha sido la de elegir al azar un ano, salió el 1904, y un número del 1 al 10, salió el 6.  Lo que hice a continuación fue, partiendo del año 1904, ir anotando de cada una de las enfermedades el número de fallecidos en cada una. Repitiendo este procedimiento en cada uno de los años, de seis en seis, y a un universo que abarcó la totalidad de los 1.309 fallecidos en esos años.
[2] Aunque el número de pobres seguía siendo elevado, las salazones y las fábricas de conservas trabajaban a todo ritmo, entre otras causas para surtir a las tropas contendientes en la I Guerra Mundial.
[3] Ascendería a un 23,8% del total si sumáramos las Neumonías, bronquitis, ... con la Tuberculosis pulmonar.

[4] Frase que he tomado prestada de Peter Turchin en su libro Ages of Discord, cuando está explicando su Dinámica del modelo de contagio social.

lunes, 4 de mayo de 2020


Vamos a comenzar con la ‘desescalada’ de este largo confinamiento causado por la pandemia del COVID-19. Esto me da pie para, usando términos del momento, “desescalar en dos fases” y así poner remate, cuando menos por ahora, a las Entradas del blog dedicadas a enfermedades epidémicas o endémicas de Bueu.

Esta primera fase la haremos con la Tuberculosis, también conocida de antiguo como ‘tisis’. Es una enfermedad bacteriana (Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch) que ataca en la mayoría dos casos a los pulmones, pero puede hacerlo destruyendo o deformando las células de otros órganos como intestino, riñones, huesos, etc.   
La incidencia general de esta enfermedad en el Bueu de la primera mitad del siglo XX ha sido relativamente pequeña, ya que ha causado un 7,5% de las muertes. Si cuantitativamente fue poco relevante, el impacto social ha sido muy alto, dado el grado de contagio y el miedo que esta enfermedad provocaba.
No era de extrañar que se demandasen públicamente medidas para la prevención de contagios de esta enfermedad como la de la revista inglesa ‘Hospital’ (1903)[1] que proponía tres: Obligación del médico de informar de los casos detectados, aislamiento de los enfermos avanzados y “hacer comprender a público en general, la idea de que dicho mal es infeccioso”. Demandas que calaron en las autoridades de la época hasta tal punto que vemos en el Boletín Oficial, Gaceta de Galicia (6-10-1903), como se le daba un plazo de 15 días para que las Juntas Locales de 1ª Enseñanza adquiriesen carteles contra la tuberculosis para repartir por las escuelas.
En cuanto a la incidencia más fuerte de la tuberculosis en el ayuntamiento de Bueu, en el período estudiado, la tenemos nada más iniciar el segundo tercio que puede llegar hasta el 12% del total de las enfermedades.  Serán los años 1916 y 1922 los picos de la curva que podemos ver en la gráfica[2].
En cuanto a los tipos de tuberculosis, para el caso de Bueu habría que considerar como media un 76,3% para la llamada Tuberculosis pulmonar, un 18% para T. intestinal, un 2,6% para T. laríngea y un 3,1% para otras, o para las no especificadas.
Para el tratamiento de estos enfermos en el 1er decenio del s. XX se iniciaron adaptaciones o nuevas construcciones de centros en lugares donde tenían características especiales de salubridad como la pureza del aire, la facilidad de tomar el sol, el aire/agua de mar, etc. En nuestro contorno teníamos el Sanatorio Marítimo de A Lanzada donde el tratamiento principal era heliomarino (sol y mar). A muchos de los pacientes que no tenían recursos económicos se les facilitaba el acceso a estas terapias con las ayudas, principalmente de la Diputación a propuesta de los ayuntamientos en los que éstos residían. El filtro de entrada para recibir tratamiento heliomarino era dado por el Director del centro aduciendo criterios médicos. Ejemplo de esto en el que se ha visto involucrada una persona de Bueu y lo tenemos reflejado en el Acta de la sesión del 22 de enero de 1943 donde se constata el acuerdo del ente provincial con el Director del centro de la Lanzada por el que este acepta a 6 enfermos y deniega a otros tres, entre los que estaba la bueuesa María Mxxxxx Gxxxxx, por padecer, curiosamente, “un proceso tuberculoso de pulmón[3]. 
 Aunque ha sido en 1944 cando Waksman descubrió el antibiótico conocido como estreptomicina, primer gran aliado para ayudar a combatir la terrible enfermedad, no sería hasta el año 1951 cuando se empezara a utilizar en España y por lo tanto a bajar el número de fallecidos a números poco significativos.
Con el paso del tiempo se generalizaron en la población pruebas de sangre o, la más común, “pruebas cutáneas de la tuberculina o Mantoux” que dieron también un gran golpe a la Tuberculosis al ser un marcador muy útil para detectar previamente si se está infectado da mesma (de forma latente o padeciéndola) o indicando de que sea probable que non o se esté infectado. Está prueba se vino realizando a través del tiempo a gran parte de la población ya fuera en los ayuntamientos, en centros de trabajo (grandes empresas) y en los centros de Enseñanza (en Bueu se realizaron por última vez a finales de los años noventa del siglo pasado).
Queda en el recuerdo de nuestros mayores el miedo del “pulmón”, expresión que se refería a la Tuberculosis pulmonar, y a su contagio que al igual que otras epidemias en la casa que entraba, segaba muchas vidas. También se acuerdan que los niños sanos eran separados dos sus familiares enfermos y de que las viviendas eran desinfectadas tras el parte médico comunicando la defunción a la alcaldía. De ello tenemos constancia, no solamente en los casos de Tuberculosis sino también por otras enfermedades infecciosas como o coqueluche, sarampión, ... Como ejemplo para Bueu, el oficio que el Jefe de la Inspección de Sanidad Provincial, 25 de junio de 1928, manda al ayuntamiento indicándoles la remesa por el coche de línea de un cajón con desinfectantes y el compromiso de si se necesitasen más los expediría lo más rápido posible.


[1] Publicado por el periódico lucense La idea moderna el 19 de mayo de 1898.
[2] La metodología empleada fue la de elegir al azar un año, salió el 1904, y un número del 1 al 10, salió el 6.  Lo que hice a continuación ha sido partir del año 1904 para anotar el número de fallecidos por esta enfermedad. Repitiendo este procedimiento en cada uno de los años, de 6 en 6, a un universo que abarca la totalidad de los 1.309 fallecidos en esas fechas.
[3] Recollían aos que tiñan posibilidade de curación polo que se a fase do padecemento da enfermidade era avanzado se rexeitaba ao paciente.