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jueves, 29 de septiembre de 2022

Mi confidente, ahora camino de los 90 años, está hablándome de las actividades que realizaba en su infancia y adolescencia. Sin pretenderlo, se mezclaron anécdotas y vivencias que se oían o decían secretamente. Algunas conocidas otras no tanto, pero siempre sorprendentes y de estupor impregnado de dolor.

No hacen falta explicaciones a estas expresiones o frases que cito con la mayor precisión posible (dentro de la traducción):

  •            Los de la Banda do Río eran comunistas. Pasaban por el ayuntamiento y llevaban una paliza. A el padre de Adolfo G..., gracias a Cerviño no se la dieron.
  •           Pedro da Ri... llevaba una piel de oveja por debajo (de la ropa) y cuando le pegaban se reía. Cuando se dieron cuenta le dieron una paliza de verdad. Lo llevaron en una parihuela.
  •           La mujer de Co... decía : “cada ‘rojo que mata mi marido, comemos un pollo”.
  •           Mi padre y el Méndez que andaban al bou, cuando iban a la mar a las dos de la mañana, muchas veces se escondían debajo de una gamela esperando a que marchara la Funeraria[1] Los colgaban por la boca y los tiraban al mar.

  •           Una vez, Narciso Barreiro “O Borralleiro”, hijo de Chuco, hermano de la abuela de Berto, estando trabajando al ‘molinete’ cogió un grupo de hombres...
  •          A la abuela de Berto, le cortaron el pelo...

Todo esto le recordó el hambre que pasara en aquellos años y para mitigarla entre otras cosas:

  •         Comíamos lagarto arnao (arnal); con un anzuelo lo pescábamos y le sacábamos la tripa y piel. Luego lo asábamos en una hoguera como los indios.
  •         Íbamos a una finca a coger espigas jóvenes. Como la de la Sra Antonia da Nogueira, que tenía el maíz aun nuevo, con leche. Le sacábamos la espiga y la comíamos y caía la leche por la garganta abajo (se le puso una cara de felicidad con solo pensarlo).
  •          En la de Pimentel (Pazo Stº Cruz) .... cogíamos fresas silvestres.



[1] Nombre que coloquialmente le habían puesto al barco donde trasladaban a la gente asesinada, para tirarlos luego al fondo del mar y así hacerlos desaparecer.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

 Hasta no hace mucho tiempo, poco se sabía de los últimos años de la maestra Matilde Bares Giráldez. Vamos a dar un poco de luz, aunque sea intermitente, desde los actos del homenaje del pueblo de Bueu a la insigne profesora hasta su muerte.
A las 9:30 horas del 16 de marzo de 1932 se celebró, en el Salón Paraíso de Bueu, el Homenaje a Doña Matilde Bares, con una Función Benéfica a cargo de la Compañía de teatro «Agrupación Madrid» con una Orquesta, representación de un drama y de un juguete cómico y exhibiciones de baile de salón. El día 11 de noviembre, día de S. Martín, patrón de Bueu, se descubrió la placa de la fachada principal de su casa.

Sabemos que, en 1933, ya octogenaria vivía en la planta superior y había decidido alquilar el bajo de la casa, en sus tiempos escuela, para lo cual puso un curioso anuncio, pues alquilaba un amplio bajo en la calle Matilde Bares y para informarse había que hacerlo con su propietaria, Matilde Bares.

   En ese mismo año, como remate de los actos de homenaje a Doña Matilde, y coincidiendo con la onomástica de la profesora (Sta. Matilde es el 14 de abril), acudieron a su casa el gobernador, autoridades locales y provinciales, así como ex-alumnos para entregarle un álbum firmado por muchos de estos. La firma del álbum llevaba pareja la aportación de una cantidad, voluntaria, de dinero.

El 11 de abril de 1935 firma en Cangas, ante el notario Hipólito Hermida Ouviña, la venta de la casa al médico Luis Pimentel Gil. Ella ya no vive en Bueu, unos decían que había marchado a Vigo, otros para ‘fuera’ (sin aclarar), que estaba en una residencia (también sin acercar ningún dato), etc.

Asilo del Camino Nuevo - 1980
Lo que sí podemos aportar ahora es que en 1938 llevaba un tiempo en la casa “Asilo de las Hermanitas de ancianos desamparados” del Camino Nuevo (actual Avda. Rosalía de Castro) de Santiago de Compostela y que falleció en ese establecimiento asistencial a las cuatro de la mañana del día 29 de junio, a la edad de 85 años.

Su cadáver recibió posterior sepultura en el Cementerio General compostelano (actual Parque-cementerio de Bonaval).

Como bueuesa y mujer relevante que ha sido, descansa cerca del Panteón de los Gallegos Ilustres. D.E.P.
Cementerio de Bonaval - 1980

lunes, 17 de mayo de 2021

 En estos días, en el que el sonido de los misiles y de todo tipo de bombas rematan su camino segando vidas, muchas de ellas niños, se ponen de manifiesto que la vacuna contra el horror funciona. Nos insensibiliza contra el dolor lejano.

La comunidad internacional ajusta el campo de visión a su ombligo y el sufrimiento silenciado está servido.

Aunque su existencia sea ajena a los “conflictos”, “disputas”, “enfrentamientos”, etc. serán los más débiles los que lleven casi siempre lo de ser “víctimas colaterales”.

El juego va a ser la brújula que los haga felices y que los guíe en el camino de crecer, pero a veces ese camino acaba en el cementerio palestino, israelí, de Bueu...

También es sabido que no hace falta que haya guerra para morir a causa de la misma, sino que se lo pregunten a los niños Gaspar González Trigo y a su compañero Ramón Llaves Núñez, de 10 y 8 años respectivamente, que estando jugando en los montes de Bueu, el 30 de octubre de 1938, encontraron “una bomba en forma de piña” y la tiraron contra una piedra.  ¡Explotó!  Ramón con “extensas heridas en la cara interior y exterior de ambas muslos, antebrazo derecho y cara”. Gaspar “sufrió heridas en las extremidades superiores e inferiores con pérdida de la mano izquierda y fractura con hundimiento y salida de masa encefálica en la región frontal” a consecuencia de las que murió al día siguiente en el Hospital Provincial. 

  Hay quien me dice que no siempre ocurre así, que otras veces tienen suerte y pueden avisar para desactivarlas, como cuando en marzo del 2018 apareció un proyectil de la Guerra Civil en el sótano de una vivienda en obras en Ons...

¡Cierto! ¡Y menos mal!

¡Pero las que silban en el aire o caminan en silencio siguen matando!

Y nosotros a lo nuestro...

viernes, 6 de noviembre de 2020

Desde la antigüedad la lepra (enfermedad de Hansen) es una enfermedad que estigmatizaba y condenaba a aquellos que la padecían. Hasta la primera parte del siglo XX prevalecía, incluso en medios médicos, la creencia hereditaria de la misma[1].


Hoy en día conocemos que la causante de esta enfermedad infecciosa, que se caracteriza por úlceras en la piel y mucosas, daños neurológicos, etc., es causada por un bacilo (o bacteria con forma de bastón) llamado Mycobacterum leprae.

Pero lo aquí quiero poner de manifiesto es la incidencia histórica de esta enfermedad con la Isla de Ons. Desde que la población de la Isla ha ido en aumento, las condiciones de higiénicas y alimenticias de esta comunidad, a causa de sus limitaciones sociales, laborales y de colonato, se fueron deteriorando hasta situaciones extremas. Esto generó el caldo de cultivo para que esta enfermedad se asentase de forma endémica en este lugar. Así mismo el condicionante espacial reducido, por el aislamiento, ha permitido que de forma recurrente apareciesen más casos que en otras poblaciones próximas[2].


En El Pueblo Gallego del 12 de febrero de 1933 tenemos la primera de las referencias claras a la lepra en la Isla. Es en un artículo de Álvaro de las Casas haciendo un in memoriam de Antonio Bruno, en el que decía: ” En aquella isla sonrojante, sin médico, ni cura, ni botica; en aquella isla con más de trescientos vecinos que no tienen un palmo de tierra, ni un libro, ni un periódico, que en tanto porciento elevadísimo agonizan sumidos por la lepra, sin mano piadosa que les ayude…


Alguna que otra vez dieron en aprovechar esas circunstancias de necesidad y enfermedad desde el mundo de la política. Pondré dos ejemplos de distinto signo e intencionalidad.

En 1934 el diputado a Cortes por Lugo, Manuel Becerra, del partido Republicano Radical, como subsecretario de obras públicas pasó de inspección por el faro de Ons y “pudo apreciar personalmente las pésimas condiciones sanitarias en las que se encuentran los habitantes de la citada isla, muchos de ellos atacados de lepra y careciendo de asistencia facultativa...”.  Llegado a Madrid habló con el ministro de Trabajo, Sanidad y Previsión Social, y este transmitió órdenes “al inspector provincial de Sanidad de Pontevedra para estudie la manera de subsanar esas deficiencias sanitarias, atendiendo con ello a tan justos y humanitarios deseos”. Polo que sabemos todo siguió igual.

Baixo el lema “Ons las islas olvidadas” desembarcaron a primeros de julio de 1938 un grupo de Falange a las órdenes del Jefe Provincial, Jesús Suevos, al que acompañaba un amplio cuadro de especialistas y directivos de la organización.  Reflejada esta visita en El Pueblo gallego con un amplio artículo, con el reportaje gráfico de Valin[3] (que son causa de esta entrada en el blog).

En lo que respecta a los habitantes da Isla dice: “Depauperados fisiológicamente. No hay servicios sanitarios ni espirituales. Las enfermedades de la piel constituyen una estadística aterradora, fomentadas por el género de comidas y por la [..] consanguinidad. La lepra clavó también sus garras en aquella tierra ingrata, sin que no se hiciera nada por aquellos desgraciados”.

 NOTA: Con la entrada en este Blog, del 8 de mayo de 2020, que tenía por título “Otras enfermedades endémicas en el Bueu de la 1ª mitad s. XX - Epidemia VIII” iba a dejar por concluido el capítulo de las enfermedades epidémica e/o endémicas. Consciente de que quedaban otras, con el fin de la desescalada en el confinamiento había preferido no abordarlas.

Hoy he retornado al tema con la intención de completar, divulgar y poner en valor la entrada que el día 23 de octubre de 2020 han puesto en el Facebook los del Archivo Histórico Provincial de Pontevedra (Entradas que aconsejo seguir por su interese documental) con el títuloLEPRA EN LA ISLA DE ONS” :




[1] Quizás influidos por los textos bíblicos como “… la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre…” (Reyes II 5-27)

[2] Enfermedad que se daba también en muchos pueblos gallegos, lo que hizo que en noviembre de 1907 el ministerio de Instrucción enviara a Santiago, en comisión de servicios, al Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, para que estudiara la lepra en Galicia.

[3] Fotógrafo establecido en Vigo que se formara en el estudio de Ksado.