viernes, 6 de noviembre de 2020

Desde la antigüedad la lepra (enfermedad de Hansen) es una enfermedad que estigmatizaba y condenaba a aquellos que la padecían. Hasta la primera parte del siglo XX prevalecía, incluso en medios médicos, la creencia hereditaria de la misma[1].


Hoy en día conocemos que la causante de esta enfermedad infecciosa, que se caracteriza por úlceras en la piel y mucosas, daños neurológicos, etc., es causada por un bacilo (o bacteria con forma de bastón) llamado Mycobacterum leprae.

Pero lo aquí quiero poner de manifiesto es la incidencia histórica de esta enfermedad con la Isla de Ons. Desde que la población de la Isla ha ido en aumento, las condiciones de higiénicas y alimenticias de esta comunidad, a causa de sus limitaciones sociales, laborales y de colonato, se fueron deteriorando hasta situaciones extremas. Esto generó el caldo de cultivo para que esta enfermedad se asentase de forma endémica en este lugar. Así mismo el condicionante espacial reducido, por el aislamiento, ha permitido que de forma recurrente apareciesen más casos que en otras poblaciones próximas[2].


En El Pueblo Gallego del 12 de febrero de 1933 tenemos la primera de las referencias claras a la lepra en la Isla. Es en un artículo de Álvaro de las Casas haciendo un in memoriam de Antonio Bruno, en el que decía: ” En aquella isla sonrojante, sin médico, ni cura, ni botica; en aquella isla con más de trescientos vecinos que no tienen un palmo de tierra, ni un libro, ni un periódico, que en tanto porciento elevadísimo agonizan sumidos por la lepra, sin mano piadosa que les ayude…


Alguna que otra vez dieron en aprovechar esas circunstancias de necesidad y enfermedad desde el mundo de la política. Pondré dos ejemplos de distinto signo e intencionalidad.

En 1934 el diputado a Cortes por Lugo, Manuel Becerra, del partido Republicano Radical, como subsecretario de obras públicas pasó de inspección por el faro de Ons y “pudo apreciar personalmente las pésimas condiciones sanitarias en las que se encuentran los habitantes de la citada isla, muchos de ellos atacados de lepra y careciendo de asistencia facultativa...”.  Llegado a Madrid habló con el ministro de Trabajo, Sanidad y Previsión Social, y este transmitió órdenes “al inspector provincial de Sanidad de Pontevedra para estudie la manera de subsanar esas deficiencias sanitarias, atendiendo con ello a tan justos y humanitarios deseos”. Polo que sabemos todo siguió igual.

Baixo el lema “Ons las islas olvidadas” desembarcaron a primeros de julio de 1938 un grupo de Falange a las órdenes del Jefe Provincial, Jesús Suevos, al que acompañaba un amplio cuadro de especialistas y directivos de la organización.  Reflejada esta visita en El Pueblo gallego con un amplio artículo, con el reportaje gráfico de Valin[3] (que son causa de esta entrada en el blog).

En lo que respecta a los habitantes da Isla dice: “Depauperados fisiológicamente. No hay servicios sanitarios ni espirituales. Las enfermedades de la piel constituyen una estadística aterradora, fomentadas por el género de comidas y por la [..] consanguinidad. La lepra clavó también sus garras en aquella tierra ingrata, sin que no se hiciera nada por aquellos desgraciados”.

 NOTA: Con la entrada en este Blog, del 8 de mayo de 2020, que tenía por título “Otras enfermedades endémicas en el Bueu de la 1ª mitad s. XX - Epidemia VIII” iba a dejar por concluido el capítulo de las enfermedades epidémica e/o endémicas. Consciente de que quedaban otras, con el fin de la desescalada en el confinamiento había preferido no abordarlas.

Hoy he retornado al tema con la intención de completar, divulgar y poner en valor la entrada que el día 23 de octubre de 2020 han puesto en el Facebook los del Archivo Histórico Provincial de Pontevedra (Entradas que aconsejo seguir por su interese documental) con el títuloLEPRA EN LA ISLA DE ONS” :




[1] Quizás influidos por los textos bíblicos como “… la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre…” (Reyes II 5-27)

[2] Enfermedad que se daba también en muchos pueblos gallegos, lo que hizo que en noviembre de 1907 el ministerio de Instrucción enviara a Santiago, en comisión de servicios, al Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, para que estudiara la lepra en Galicia.

[3] Fotógrafo establecido en Vigo que se formara en el estudio de Ksado.

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

 Comenzar diciendo que las motivaciones de la detención del alcalde son estrictamente políticas. Son momentos convulsos de la política nacional donde la inestabilidad social, económica y de gobierno se manifiestan sin pudor en la represión del contrincante o adversario.

La alternancia, y hasta cohabitación, entre políticos de distintas sensibilidades es una constante lo que, con otros ingredientes de la época, los ha llevado a ejercer una represión “rotativa” entre os dirigentes y partidarios de las tendencias liberales dominantes (moderados y progresistas).

Como podéis suponer estoy hablando de una época ‘algo’ distinta a la actual. Se ha dado en la regencia de María Cristina y más concretamente, en el año 1839; ya cuando comenzaban las revueltas populares que provocarían la renuncia de la Regente y la ascensión de Espartero.

El alcalde de Bueu era, desde el 3 de enero, Manuel González, natural de Cela. Sabemos que estuvo retenido en la Ayudantía de Plaza-Fiscalía Militar de la calle Real nº 4 de Pontevedra el 7 de agosto de 1839 por orden del Capitán General del Ejercito y Reino en Galicia, por tres oficios que el Fiscal militar de Pontevedra, Santiago Cobas le había remitido al Señor Regidor 1º del ayuntamiento de Bueu, D. Domingo Ferradás.

En estos oficios reclamaba (6-8-1839) “a fin de practicarles ciertas diligencias” a presentarse en su casa de Pontevedra a Matias Freire (Mayordomo de Stª Mª de Cela) y Salvador Martí (salazonero de Beluso, alcalde en el año 1838 y ahora concejal).

En el segundo oficio (7-8-1839), de forma urgentísima:” Siendo las tres de este día y su tarde; sin haberse presentado en esta Matías Freire Mayordomo del Sta María de Cela y Dn Salvador Martí de Beluso, según se lo prevenía en mi oficio de ayer; y como se halle detenido en esta el Alcalde Presidente de ese Ayuntamiento, se hace indispensable que sin pérdida de momento se presenten los sujetos especificados, bajo su más estrecha responsabilidad caso de detención”.

Al parecer tras este requerimiento y “chantaje” pudo salir el Alcalde libre ya que el día 21 de ese mismo mes lo citan para que el día 26 acuda en la compañía de Manuel Fernández Ramos (abad de Cela) para notificarles una Providencia.