lunes, 19 de marzo de 2018


El panorama político y el económico se perciben cada vez con más sombras que luces. Y para darnos una pequeña alegría, olvidándonos del pesimismo social imperante, de vez en cuando, muy de vez en cuando, hay que pararse a mirar por la ventana de la honradez. Ésta, según susurra el viento, existió. Y hasta se oyen ecos anónimos, por vergüenza, que dicen que existe.
Para muestra un botón:
Remontémonos a la primavera de 1932 y parémonos en las ordenes que el Ayudante de Marina les da a los ordenanzas de la misma en cuanto a la prohibición de aceptar cualquier regalo que trajeran a dicha Comandancia, ... pudiendo ser sancionados, según la ley, el donante y receptor del mismo...
Pero una infracción a esta prohibición ha quedado documentada cuando el Sr. Ayudante de Marina de la Capitanía del Puerto de Bueu, D. Gonzalo Torrente Piñón[1], envió un oficio al alcalde acompañado de unos “corbelos”, manifestando que una mujer intentara regalárselos.  Pero mejor es que les transcriba el oficio dirigido al alcalde de Bueu:
 Por si se digna disponer su entrega a una familia pobre de esta localidad que V. tenga a bien designar, tengo el gusto de remitirle el pescado que se acompaña, de los denominados “corbelos”; el cual fue entregado en esta Ayudantía en concepto de obsequio para la Autoridad que subscribe, por una mujer que huyó al serle rechazado en cumplimiento a mis instrucciones; sin perjuicio de la sanción que con arreglo a las leyes vigentes haya de imponerle cuando averigüe quien es la mujer de que se trata.
Bueu 27 de mayo de 1932.
(Sello y firma)  Gonzalo Torrente
Nota:
Al dorso do documento encontramos una nota manuscrita con el nombre de la persona a la que el alcalde hizo entrega del pescado. Era del lugar del Norte.



[1] Padre del escritor Gonzalo Torrente Ballester. Estuvo en la Ayudantía Militar de Marina desde 1935 hasta 1952. En julio 1936 fue el militar encargado de hacerse cargo del ayuntamiento de Bueu, deponiendo al alcalde José Gómez de la Cueva (Carballeira)..

jueves, 1 de marzo de 2018

Un mecánico de máquinas de cierre de las latas, empleado de la fábrica de Massó elevó una pregunta, en los primeros meses de 1933, al Ministerio de Trabajo y Previsión: Tal y como se pretende ¿Es preciso modificar las condiciones laborales en la industria, autorizando jornadas femeninas ilimitadas o disminuir el precio de las horas extraordinarias?
Resulta inquietante y muy raro que en condiciones normales un empleado cualificado, y por encima hermano del jefe de fabricación de envases, ponga en cuestión ante las autoridades la posible política de la empresa. ¿Cuál sería el motivo real de la pregunta? ¿Fue realizada “motu propria” o inducida?  Fuese como fuese, responder a esta cuestión hoy todavía resulta difícil. Lo cierto es que por esas fechas no había graves conflictos laborales en Massó. La empresa Massó era pionera no solo tecnológicamente sino también en las condiciones laborales. Y con respecto a las horas laborales recojo del historiador Manuel Aldao[1]: «En el reglamento de 1930 ya aparecían las horas extra»
Varias son las hipótesis posibles para entender la magnitud e intencionalidad de la pregunta, pero en lo que quisiera poner en el punto de mira es el por qué se tiene que hacer y a pesar de la respuesta, apoyada por la ley, todavía hoy seguimos con problemas similares de discriminación y explotación laboral en razón de sexo. 
Transcripción de la respuesta dada, a través de la alcaldía, por la Dirección General del Ministerio de Trabajo, al trabajador:
Por la presente ruego a V. se sirva comunicar al obrero, empleado de la fábrica de conservas de la Compañía Massó Hermanos S.A., Ángel XXXXXX que, en contestación a su escrito elevado al Ministerio de Trabajo y Previsión, la Dirección General me ordena le comunique lo siguiente: ”Que se considera no es indispensable efectuar las modificaciones que se pretenden para que pueda trabajar la industria en condiciones normales, ya que no es posible autorizar jornadas femeninas ilimitadas ni tampoco disminuir el precio de las horas extraordinarias.
Le saluda atentamente
Vigo a 14 de Julio de 1933.”

En vez de dar recetas, que cada quien llegue a alguna conclusión, aunque sea utilizando solamente el sentido común, y en el día a día obre en consecuencia.
[1] La Voz de Galicia, 4-02-2018: “Cuando Massó se adelantos a las grandes mejoras laborales” de Gladys Vázquez