domingo, 25 de enero de 2015

Viendo lo visto no es de extrañar que algún amigo me dijera: “A mi madre le gustaba de leer mucho. Con 95 años devoraba un libro tras otro. Donde comenzó a leer así fue, cuando niña, gracias a la Biblioteca Popular”. Y esa no fue una excepción ya que algunos de mis “confidentes” del pasado bueuense, varios nonagenarios, me han comentado experiencias similares.
No tengo ninguna duda de que la Biblioteca popular fue un revulsivo importante para la cultura de Bueu sobre todo en épocas donde el acceso a un libro estaba vedado para las clases más desfavorecidas, que eran mayoría.
Siendo alcalde Camilo Davila Davila  se planteó la necesidad de la creación de una Biblioteca Popular (4-10-1926) y se le asigna hueco para a misma: En el bajo del ayuntamiento. Para facilitar los trámites, al estar alquilado el local, en una sesión común del Pleno Municipal (1-12-1926) se requiere al inquilino D. Domingo Tomé González para que a treinta y un días del diciembre actual deje a disposición del Ayuntamiento la estancia baja de la Casa Consistorial.
Y será el día 7-10-1927 cuando el alcalde Camilo Davila promotor de la misma inaugure oficialmente la primera[1] Biblioteca de Bueu. A La inauguración asistieron todos los niños y niñas de las escuelas nacionales y del Pósito de Pescadores que “admiraron contentísimos  la sección infantil, en la que figuran numerosos tomos de cuentos artísticamente ilustrados...”. La biblioteca comenzó con un catálogo de más de 500 volúmenes.


[1] Primera, primera,… quizás no...  ya que lo fueron las Bibliotecas escolares de 1889 como se ha mencionado en la entrada Biblioteca Popular-I en noviembre del 2012.

jueves, 1 de enero de 2015


Pudo ser pero quedó en…
En el año 1966 se hicieron los trámites para montar una Cooperativa para la fabricación de muñecas a raíz de un curso del Programa Profesional Obrera (P.P.O.) sobre muñequería.
El curso, impartido por las monitores del P.P.O, Mª Dolores Cordobés y Natividad de Miguel, duró 3 meses. Las alumnas fueron 18 mujeres entre las que se encontraban dos monjas, una la Superiora del colegio Nuestra Señora de Fátima de Bueu, y la segunda una Hermana del colegio de la Inmaculada de Marín.
Según los periódicos de la época “El resultado no pudo ser más esperanzador, ya que como consecuencia de ello se va a formar una Cooperativa para trabajar unidos todos las cursillistas. Quizás sea la primera cooperativa de España en esta modalidad”.
Dado el éxito conseguido en ese curso desde el ayuntamiento se pidieron más: uno de mecánicos reparadores, otro de auxiliares administrativos “femeninos” y de electricistas industriales.

¿Pero, qué que ha sido de la Cooperativa?  Humo...  como en tantos proyectos sobre todo en el mundo asociativo.