miércoles, 16 de enero de 2019


Si nos acercamos a la sesión plenaria del 21 de febrero de 1924 que «La propuesta de la presidencia y en atención al citado deterioro en el que están los once faroles del antiguo alumbrado por acetileno propiedad de este Ayuntamiento, que están depositados en la Consistorial, la Corporación acuerda proceder a su adjudicación mediante concurso..
Anunciado oportunamente durante un período de quince días solamente se recibe en el Ayuntamiento una solicitud para hacerse con los faroles, y no por todos sino por cuatro. La petición viene desde la Isla de Ons, de la mano de Didio Riobó Bustelo, gestor e hijo del dueño de la misma. Didio oferta pagar por cada uno de los faroles 4 pesetas.

El 20 de marzo de 1924 el alcalde Jesús Prieto tramita, a propuesta de la Corporación, el expediente de adjudicación de «faroles deteriorados» al único que participó en la puja, Dídio Riobó Bustelo.
Y así es como los faroles fueron a parar a la casa-almacén que la familia Riobó poseía en su isla, Ons.
Pero si seguimos el rastro de esos faroles retrocediendo en el tiempo llegaríamos a enero del año 1906 en que en su segundo pleno[1] después de tomar posesión de la alcaldía de Bueu, Laureano Piñeiro Domínguez[2] expone la petición de los vecinos del Príncipe (actual calle Eduardo Vincenti) para que se pongan unos faroles en su calle y lo hicieron en los siguientes términos: «... interesando de la Corporación que teniendo en cuenta la necesidad que se siente de unos faroles en la dicha calle y la precaria situación del erario público municipal, se instale por cuenta de los fondos seis faroles con sus depósitos para producir gas acetileno[3] ofreciéndose los reclamantes a sostener el alumbrado durante el año actual...».
En la sesión plenaria del 20 de enero se da cuenta, en la misma línea, de dos instancias de vecinos de la playa de Beluso y de la Ribeira (actual Montero Ríos) que desean faroles como los de la calle del Príncipe.
El Ayuntamiento encarga la misma comisión que tenía que resolver la necesidad de los puntos de luz en el Príncipe, incorporando al salazonero Clemente Lago, lo haga también para Beluso y en la Ribera.
Aunque en la sesión ordinaria del 4 de febrero de 1906 la Corporación se informó de una comunicación del Gobernador Civil de que no procedía la concesión de transferencia de crédito para los seis faroles que el ayuntamiento pensaba comprar para la calle del Príncipe, no será hasta el día 12 de ese mismo mes cuando se trate del dictamen de la comisión encargada sobre los faroles incluyendo los 5 a colocar en la Banda do Río, Ribera y Playa de Figueirón. El «Ayuntamiento resolvió que se adquirirán los nueve faroles de que se trata con todos sus accesorios y se coloquen en los lugares designados satisfaciéndose todos los gastos que con tal motivo se originen con cargo al capíto de Inconvenientes; en cuyo acuerdo no convenció al 1º Teniente D. Tomás García por no haber cantidad señalada para este fin en el presupuesto y se necesitará para otros Inconvenientes».
Como puede comprobarse que no fueron 5, ni 6 ni 9 los faroles que han tenido algunas calles y lugares de Bueu, sino 11. 


[1] Sesión ordinaria do día 14 de xaneiro de 1906.
[2] Tomou posesión o 1 de xaneiro de 1906.
[3] Xerado a partires de carburo calcio.

martes, 1 de enero de 2019


La playa de la Roiba ha dado desde principios del siglo XIX nombre al almacén de salga que está a poca distancia.
Sería Pedro Pastoriza, uno de los primeros salazoneros locales, el que iniciara su construcción con la oposición de los vecinos del “Partido Jurisdiccional de Cangas y del Coto de Bon e Villar”. Tras pasar a lo largo del tiempo por múltiples manos: Antonio Pérez, Heraclio Méndez, Manuel González Plá, Joaquín Francisco Graña Rodal y Darío Lameiro Sarachaga... Y en el año 1936 la que también se convirtiera en una fábrica de conservas está cerrada y es propiedad de un Banco de nacionalidad británica con sede en Londres: The Anglo South American Bank Ltd[1].
Hasta aquí el relato sería normal. Pero lo que nos interesa ahora es poner el foco en esta fecha, de 1936: Tras las elecciones generales, en febrero de ese año, gana la coalición de izquierdas conocida como Frente Popular lo que ha motivado una fuerte reacción de la derecha española. Lo que ha propiciado que durante unos meses el ambiente político en España se tensara de tal modo que ha servido de excusa para actos vandálicos de todo tipo. Es, en este estado de cosas, cuando el gobernador civil[2] manda con fecha 25 de junio una circular a todos los alcaldes, para que se disponga “que la fuerza de la Guardia Civil, preste servicio de vigilancia y custodia caso necesario a las propiedades y edificios de súbditos y entidades de nacionalidad británica” por ser los de esta nacionalidad los que estaban más en el punto de mira de los ‘alborotadores’.



Y así es como la Guardia Civil vigila durante un corto espacio de tiempo la fábrica, en ese momento cerrada, de A Roiba...
Con motivo de la necesidad de desprenderse de inmuebles, la entidad bancaria inglesa vende A Roiba a la sociedad Massó Hermanos que posteriormente, en el año 1948, la vende a Manuel Abalo; empresario que, tras desarrollar actividades, en sociedad de tratamiento de pescado con la familia Carballal para rematar transformando el almacén en una cetaria... 


[1] Partindo de todo unha serie de fusións bancarias en Sudamérica, fundamentalmente con capital inglés, dende 1888  fai que xurda a partires de 1907 co nome Banco Anglo Sudamericano. Logo dunha grande expansión comeza nesas mesmas datas de 1936 cunha grande caída polo que foi absorbido sobre todo polo Bank of London and South America.
[2] Gonzalo Acosta Pan, do Partido Republicano Radical-Socialista. Estivo de Gobernador Civil e Pontevedra (anos antes tameno fora de Biscaia) dende o 26 de febreiro de 1936 ata a sublevación das tropas de Franco (18 de xullo) que foi apresado e posteriormente fusilado na Caeira o 8 de setembro.