En la entrada anterior sobre los “Castradores en Ons” mencionara el asesinato de un capador y, como hay amigos que me están preguntando por la noticia, hago un relato del que sale nos medios de comunicación que se hicieron eco de este luctuoso hecho ocurrido en Bueu en el mes de abril de 1903.
Un viernes, 17 de abril de 1903, coincidieron en la misma
taberna, y ya es casualidad, tres capadores que habían venido a ofrecer sus
servicios por los lugares de Bueu. La taberna, en la bajada a Pescadoira, era de
Francisco Rúa Pazó, abuelo materno de los que habían sido dueños de “La Víuda”,
Rosa y Luis Rúa. Taberna-salga de Francisco Rúa
Uno de los castradores, era un vecino Moaña llamado Antonio Andrade, de 58 años de edad, casado, con una hija, persona de complexión fuerte y conocido en la zona por haber venido otras veces por Bueu. Los otros dos castradores venían a la compañía, y sólo se sabía que eran de la montaña, nadie los conocía. Al advertir unos y otros la competencia para conseguir trabajo ese día, fueron elevando el tono de la discusión que remató con la invitación del tabernero a abandonar el local; cosa que hicieron cada uno por su sitio.
La casualidad hizo que sobre
las dos de la tarde se encontraran otra vez a la altura del Cruceiro R. Bares, onde morreu o castrador
crucero que había
mandado hacer el sastre de las Meáns, Juan García Carballo, en la carretera que
del Ramal dos Galos va hasta la iglesia parroquial de S. Martiño. Sin mediar
discusión alguna (¡Ya se habrían dicho de todo por la mañana!) sacaron sus
revólveres y se escuchó un solo disparo. Una bala que penetró en el pecho del Antonio
Andrade que, cayendo desplomado, murió casi en el acto. Los otros dos se
asustaron y tiraron la pistola al suelo (con 5 balas) y, con disimulo, sin
precipitarse mucho marcharon. Pronto desaparecieron de la escena dejando
estupefactos a unos vecinos que estaban trabajando las fincas próximas.
La guardia civil se hizo cargo de la investigación para dar con el paradero de los dos capadores forajidos.
Apareció la justicia para Instruir y levantar Acta de lo ocurrido: el juez de 1ª Instancia, Prudencio Landín en compañía de Ortega Villar, Teniente Fisca de la Audiencia así como del actuario (secretario judicial) Sr. Buceta. La autopsia la hicieron los tres médicos de Bueu: López Castro, Pérez Lapido y Massó.
Pasado el tiempo no se habló más del asunto que seguía sin resolverse. Quince meses después vuelve a aparecer la noticia en la prensa ya que los dos castradores, naturales de Forcarei, conocidos por “Los Picheles” hacía unos días que se habían presentado en el Juzgado de 1ª Instancia diciendo: “Sabemos que nos buscan por una muerte de Bueu y aquí estamos”. Ahí los detuvieron e ingresaron en la cárcel.
Ellos explicaron que habían huido a Portugal y luego a América de donde regresaron hace unos meses. Y con respeto al asesinato negaron toda participación en el hecho diciendo que se había matado el mismo Antonio Andrade al ser sujeto por el puño para que no disparara sobre los otros dos.
Navaja-estancador utilizada por los castradores
La competencia entre los capadores era mucha, pero no solo se ceñía entre ellos, sino entre “albeites”[1], “menciñeiros”[2] y de todos estos, con los mismos veterinarios. Se tiene dado el caso, en lugares ganaderos que, instalado el veterinario, pasado un tiempo este tenía que marcharse a otras zonas por la competencia de estos “profesionales de lo común” y la reticencia de los ganaderos a servicios regulados y más caros.
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