Con la llegada
del verano recordé un artículo de Antonio Bóveda que recogiera hace años en el
nº 3 de la revista mensual Mondariz del
20 de agosto de 1915 (pág. 10-13) titulado “Playas
Gallegas”.
Su recuerdo
non era tanto por el artículo en si como por la referencia a como se conocían a
los veraneantes...
En esa época,
inicios del siglo XX , la mayoría de las personas que venían a pasar parte del
verano a los pueblos de nuestro litoral eran “campesinos de la región a los que los médicos recetaron contra la
anemia, contra el escrofulismo, contra la raquitis, sumersiones en las aguas
yodadas del mar”.
El
mencionado artículo nos compara con pueblos y playas como la Concha donostiarra
y el Sardinero santanderino, etc. indicando que eses pueblos saben sacarle
partido a sus playas y nosotros, que poseemos muchas y con una gran variedad de
tipologías, no sabemos quitar provecho a pesar de las muchas ventajas “sobre las tan ensalzadas del Norte”.
La culpa
de todo se debe, a que “los gallegos, no
supimos propagar nuestras bellezas ni expandir por el mundo nuestras virtudes;
antes al contrario, pusimos especial empeño en achicar lo propio para que lo ajeno
se destacase [...] De ahí que las playas
gallegas sean puco frecuentadas; no importando que haya, además del litoral costero,
aires que son salud, paisajes que son de país escogido, alimentos sanos, y de
suculencia no igualada, costumbres y usos pintorescos, afabilidad en los
habitantes”. Como nada de esto se ha promocionado, así nos va... Si diéramos
a conocer nuestras playas, tanto “las de
brava y tumultuoso oleaje, como A Garda y A Lanzada, y las de mar apacible,
como Cangas, Bueu, Ribeira, A Pobra, Muros, Sanxenxo,...”
Entre otros,
como mal a solucionar indicar la forma de acogerlos y de bautizarlos con nombres
despectivos: “«catalinos», en A Coruña; «mantidos»,
en Vilagarcía e Marín; «pouroanos»,
en Vigo”.
Esto me
recuerdan otros nombres con los que se denominaban en Bueu. Hasta los años
cincuenta del siglo pasado la denominación genérica a los que venian a pasar el
verano era la de «veraneantes» y que a medida que comenzaron a venir muchos de
Madrid, se pasó a identificar a todos como «madrileños». Y a partir de los años
sesenta estos apelativos comenzaron a mezclarse con otros, «jodechinchos» y luego «chinchos», con lo que se ponía de
manifiesto los inconvenientes que suponía el aumento de la población en la
época estival: encarecimientos de precios por la mayor demanda, molestias en la
utilización de servicios, etc.
Pero en la
rede hay otras explicaciones que voy a poner como alternativas:
1º En Terras
do Morrazo-Disionario da Rewvolusionaria Academia Morrasense:
Jodechinchos: jichos que
invaden os nosos areais mairoritariamente no verán, aínda que alghún ten a súa
"2ª" residencia intentando camuflarse na zona. Procedentes do outro
lado da ría en grande parte. Gracias a eles tardamos catro horas en cruzar polo
medio de Moaña e Cangas, ademáis reducen a velocidade da Vía Rápida, concretamente
a 0km/h para protexernos de posibles accidentes, algo bo tiñan que ter. O termo
ven de fai moitos anos: un sinal moi indicativo de que está a chegar o vrán no
Morraso é que o peix na Plasa dispara o seu presio ata límites insospeitados,
cando os chinchos un día van a 6€, o sejinte van a 12€.. e claro, un morrasense
auténtico vai buscando a oferta máis baixa por toda a prasa, un turista
(madrileño sobre todo) NON, arrampla co primeiro que vexa inda que custe a 20€
o kilo de chinchos. Cando o pobre morrasense vai buscar os chinchos, xa non
queda ninjún! e maldice o ceo dicindo "Xa nos viñeron joder os
chinchos!!"
Jodechinchos: (en las
rías baixas, zona del Morrazo – Galicia), referido a aquellos individuos que
resultan molestos en nuestras actividades diarias, aun siendo estos
apreciados cuesta soportar su presencia y tienen una gran facilidad para
conseguir trastocar nuestros planes.
(normalmente son turistas, que nos ocupan la mesa en el
restaurante, o masifican nuestras playas, etc …).
Jodechinchos: Despectivamente,
madrileño que acostumbra a pasar parte del verano en algún lugar de las Rías
Baixas. Por extensión, forastero. También incluye ourensanos.
En la actualidad
se están a utilizar para referirse a los que nos visitan en la temporada de verano
como «veraneantes» y en esta y en el resto del año como termo genérico
«turistas».
Parece que vamos normalizándonos en el lenguaje, pero, sobre todo, en el respeto
a los otros y por lo tanto a nosotros mismos. Muchos de nosotros en las vacaciones
también podemos ser «jodechinchos», «chinchos», «catalinos», «mantidos», «pouroanos», etc. y seguramente que
preferimos ser un ciudadano más sin tener que llevar etiqueta alguna…
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