El 26 de agosto de 1938 sale en el periódico La Vanguardia la cuarta y última entrega
del artículo “Relato veraz de la realidad
de Galicia” en el que la pintora Maruja Mallo[1] “una artista ilustre, una mujer de original
sensibilidad, revela así la tragedia de su patria”.
Entre de los asesinados o perseguidos por los
falangistas, militares, carlistas,… habla de tres personas de Bueu en los
siguientes términos:
“Hablaré de
aquellos que conocí personalmente, ya que el número de víctimas es
incalculable.
Juan
Caballeira, alcalde de Bueu desde el triunfo del Frente Popular, detenido con
dieciocho más, fue conducido a la isla de San Simón. Cuando fueron a buscarle,
la Falange le aseguró: "Sabemos que no ha
hecho nada que es usted un caballero". "Yo no soy un caballero, soy
un hombre", les contestó. El delito
que había cometido fue conseguir que el cesto mínimo de la cesta de sardinas
fuera de 15 pesetas, y hacer la defensa de la cultura y de los trabajadores
gallegos en "El Pueblo Gallego" (diario de Vigo). En la isla de San
Simón, cuando la cárcel está repleta, atan los cuerpos de los presos de cinco
en cinco y los arrojan al mar. Allí[2],
en el lazareto, le quitaron la vida a Caballeira, gran periodista, hombre sin
tacha y de valor probado.
Didio
Riobó, propietario de la isla de Ons, situada cerca de las islas de Cíes,
perseguido como masón, se ahorcó en la isla de la que era propietario; no pudo
soportar el derrame de tanta sangre, la veloz desaparición de tantas víctimas.
Dejó siete cartas escritas a los verdugos de Bueu.
[...] José de la Torre, secretario del Partido
Comunista de Bueu; la última vez que lo encontramos nos dijo: "Yo no huiré a las montañas. Yo
quiero la victoria o el cementerio. El triunfo será nuestro". Unos días más tarde era conducido al Ayuntamiento de Bueu para
encarcelarlo. Cuando fueron a buscarlo cinco falangistas armados con cristos y
pistolas, le gritaron: "Cobarde, ¿eres tú el que ayer proclamabas
la libertad?". "Dadme un
fusil y veréis si soy valiente", contestó.
Cómo se negó a salir de allí porque sabía a dónde lo llevaban, se abalanzó
sobre uno de los falangistas y con los dientes le desgarró media cara. Los
falangistas le asestaron diecisiete puñaladas y lo arrojaron a la calle
por un balcón de un Ayuntamiento. Así le arrancaron la vida a J. de la
Torre, carpintero, constructor de barcas y buen marinero.”
[1] Tengo que confesar que hasta el año 1979 apenas había oído hablar de Maruja
Mallo. De ella me habló un amigo que encontré en Barcelona cuando estaba con una
excursión del colegio de Legazpi. También me comentó unos artículos de esta
pintora relacionados con gentes de nuestra zona. Y ante mi curiosidad me envió
un mes después la transcripción de los mismos. Pasados treinta años después aparecían
en el Faro de Vigo dos magníficos artículos del periodista bueuense Salvador
Rodríguez. Uno de estos titulado “Maruja
Mallo, testigo de cargo” “rescataba” el mismo texto que años atrás recibiera
de Cataluña. Siempre he tenido ganas de darlo a conocer a mis alumnos y a sus
familias. Pero no encontraba la ocasión propicia y cuando la encontraba siempre
había “algo” que podría distorsionar el mensaje y volvía a quedar en el tintero.
Ahora dos meses después de haberle puesto fecha de publicación sale tal cual la
noticia.
[2] Aunque es cierto que estuvo en San Simón,
fue fusilado en Pontevedra.
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