Estamos en Santos y recordamos, cada quién a sus seres queridos
que se fueron...
El otro día el mar se cobró lo que unos llaman “su tributo”,
lo que viene a ser una vida más...
Hablando de estas cosas con un grupo de amigos les comentaba algunas de las muertes
que se lleva el mar y que me dejaron huella. Y eso es lo que me he decidido
compartir con todos, por lo menos una de esas historias...
La muerte de 5 vendedoras de pescado de Bueu (1 de abril de 1879):
Desde Marín salieron, en un bote de remo, dos
marineros y 5 pescantinas que volvían a su casa luego de vender el pescado.
Llegados a la isla del Santo un golpe de mar le anegó el barco y los lanzó
contra unos bajos que allí había. Cayeron todos al agua. El patrón pudo
agarrarse al bote.
Vistos desde tierra por un hombre y dos mujeres,
arriesgando sus vidas, salieron estos en otro bote desde la playa del Santo
para rescatarlos. Sólo pudieron salvar al patrón. A los demás no los
encontraron hasta que al día siguiente aparecieron 3 de los ahogados en la
playa.
La noticia conmocionó a toda la gente de los
pueblos de la Ría, pero el dolor se incrementó al darse la circunstancia de que
el marinero ahogado y una de las mujeres eran matrimonio que dejaban huérfanos
a cinco hijos pequeños.
Aclarar que de todas las muertes
de las que somos, o no, conocedores dejan un vacío. Se sienten cómo se hubiera un
circuito social localizado que borra para siempre una parte de ese ‘disco duro’
grabado de vivencias, conocimientos y un largo etc. que nunca más recuperaremos.
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