En estos días, donde la
actividad política está algo ‘movida’ con el proceso de investidura o no a la
presidencia del gobierno, hay algo en lo que han puesto el punto de mira las
noticias de la mayoría de los medios de comunicación, principalmente escritos,
en los primeros días: el punto del documento pactado por PSOE y Ciudadanos que recoge
la posibilidad de que, si sale adelante la investidura, se vuelva a adoptar el huso
horario de Greenwich (GMT +0) como ya se había hecho, por vez primera, en
nuestro país el 1 de enero de 1901[1]. De darse el cambio nos
pondríamos con la hora de Portugal y Canarias, o sea, una hora menos de la que
tenemos ahora (GMT +1).
Si esto es bueno o
malo depende de la Comunidad. A Galicia le beneficiaría mucho si pensamos en su
posición geográfica con respecto al meridiano.
Saco a colación este
tema para poner en consideración el paralelismo de lo que puede pasar en un
futuro próximo con lo que pasó en la España, o en el Bueu de 1931:
En España: Tras el Real Decreto
9-3-1931 del almirante Aznar en el que se anunciaba la implantación de la hora
de verano, se celebraron las elecciones[2] con una victoria
republicana que provoca, dos días después, la proclamación de la República. En
el primer Consejo de ministros del gobierno provisional presidido por Niceto
Alcalá Zamora hay una serie de Decretos como el de Indultos generalizados,
disolución de las Somatenes,... y el de Derogación
del Decreto que dispone el cambio de hora.
Esto ha sido el
pistoletazo de salida para que en muchos ayuntamientos de toda España hubiera
bandos o proclamas en contra del Cambio Horario.
En Bueu: A raíz de los resultados de las elecciones municipales
tomó posesión como alcalde de la nueva Corporación Municipal, Ramón Domínguez
Ferradás y se nombraron coma vocales Riobó, Pimentel, Vidal y García. Y los
primeros bandos de esta Alcaldía son: uno relativo a la asistencia
médico-farmacéutica a los enfermos pobres y otro haciendo saber la anulación del
decreto sobre el adelanto de la hora.
Decir que no pasó
nada es decir que: los trenes llegaron, como siempre llegaban, a deshora[3]; los relojes de los ayuntamientos
marcaban la misma hora oficial[4] y el Sr. Alcalde no ha
tenido que ordenar a ningún cura para cambiar el reloj de la iglesia[5] por carecer éstas del
mismo.
Y mientras no se
aclare el panorama recordad que la noche del sábado
al domingo (del 26 al 27), tenemos que adelantar los relojes una hora. Las dos
de la mañana pasan a ser las tres.
Y si llegáramos al
cambio GTM, aconsejaría a los “hipocondríacos horario” se prevengan contra la disritmia circadiana, síndrome de los fusos horarios o descompensación horaria (para los anglófilos “jet lag”) con unas cuantas dosis de “Bicheiro” para mitigar,
con humor, los síntomas (vigilia, fatiga, irritabilidad, etc.) hasta la
total adaptación de su reloj interno con el nuevo horario.
[1] Real Decreto de 26 de xullo de 1900. Con isto evitábase tamén o de que
distintas provincias tiveran hora diferente.
[2] 12 de abril de 1931.
[3] Y no descarrilaron como le
ocurriera a un tren de mercancías por un error del cambio de hora en el reloj de
la estación de Ávila (1926).
[4] El de Bueu todavía no existía. Pero tampoco proponían
cosas como los obreros de Vigo: “que el
reloj de la población volviera a separarse de la hora oficial” (1904).
[5] Como tuvo que hacer el alcalde de Santiago con el
Cabildo de la catedral para que adelantasen el reloj una hora (1918).
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