La rivalidad
interparroquial ha sido una evidencia a lo largo del tiempo en muchos de los ayuntamientos.
Y como no, en el nuestro también. Rivalidad que tenía, sobre todo, su afloramiento
más negativo en las fiestas[1] y competiciones
deportivas. En distintas épocas hubo competiciones de fútbol ex profeso para
enfrentarse equipos como los de Bueu y Beluso y así conseguir un hermanamiento
entre jugadores y aficiones.
As veces esos
intentos quedaron desbaratados por los mismos regidores de los clubs tal como
ocurrió el domingo 16 de septiembre de 1928, día en que se iba a disputar “el anunciado partido de las medallas ‘Paraíso’
entre los equipos de Bueu y Beluso” y que no pudo celebrarse “motivado a sensibles desavenencias entre las
directivas de ambos clubs”.
Diario de Pontevedra 18-09-1928 p. 2 |
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