Non es
normal que una empresa ponga todos los mecanismos de presión ante la maquinaria
del Estado en la defensa de uno de sus trabajadores y más difícil que esto se haga
en momentos convulsos de guerra y de posguerra.
Pues
en la empresa Massó Hermanos esto se ha producido con un obrero de origen
portugués[1] llamado Manuel Da Cunha.
Al
citado obrero se le acusaba de ser Vicepresidente de la “Sociedad de canteros y
similares”, cargo para el que había sido nombrado sin “su presencia ni consentimiento, pero es notorio que dicho cargo no llegó
a desempeñarlo, a pesar de las amenazas para impedirle seguir trabajando y contra
su integridad personal.[2]
”
A
pesar de que el obrero Manuel desde el primer momento se había adherido a la “Revolución Nacional Sindicalista” [3] fue decretada una orden de
expulsión del territorio español por figurar en su expediente policial “haber sido nombrado vicepresidente de una
Sociedad obrera siendo súbdito extranjero”.
Contra
esa orden recurrió a empresa Massó ante el Gobernador Civil que autorizó la
volta a España de dicho obrero (1939). Orden que fue revocada posteriormente por
el Ministerio de Trabajo. Ante este largo proceso y devenir los responsables de
la empresa Massó deciden acudir directamente al ministro de Asuntos Exteriores
explicándole todo y “declarando
solemnemente que es un buen obrero y trabajador excelente, que jamás ha dado motivo
a la más pequeña reprensión, siendo sus servicios muy necesarios, ya que
figuraba últimamente como capataz de obras, muy difícil de sustituir en un pueblo
tan pequeño como Bueu, y de las 1.500 personas que tiene actualmente a su servicio,
figuraba entre los más capacitados y de absoluta confianza”.
Fuentes de información: Manuel Aldao y oficios de la alcaldía de Bueu, 1939
[2] Por todo lo cual se le había impuesto una multa
de 500 pesetas en el año 1936, de la que llevaba pagado 10 pesetas cuando comenzó
la guerra.
[3] Siendo militante da C.O.N.S. desde el 12 de febrero
de 1937
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