A raíz de que el Ayudante de Marina de Bueu ordenara
se deshicieran las embarcaciones inservibles que había en la Playa de Bueu para
que esta quedara limpia, el periodista de El Adelanto (20-10-1912) aplaude esta
medida pero quejándose de que la orden no sea general a todo tipo de
embarcaciones, así como a toda la Playa.
A continuación hace una denuncia expositiva de algunos
lugares “que también sirven
de estorbo y son focos, además, de toda clase de inmundicia y enfermedades” como los de
la Banda do Río que tiene “en la
playa unos rollos de pino, secaderos de pulpo y montones de leña”.
Hace hincapié especial en los “secaderos de pulpo en todo tiempo y más en el verano
cuando el rico molusco se halla en cura, despide un olor nada agradable ni de
muy buen efecto” y anima a las autoridades a que se les indique a los “los tratantes sitios mejores para su seca en las
diferentes playas de este término, en donde no perjudicaría a ningún vecino por
la distancia de punto habitado, ni tampoco obsequiarían a los transeúntes con
tal esencia de rosa...
Esto de limpieza e
higiene pediremos siempre, machacaremos todos los días, aunque parezcamos
pesados, por lo que afecta al ornato público y al interés que tenemos en que el
pueblo de Bueu aparezca limpio y se respire aire sano sin peligros de miasmas
deletéreas, de tanto microbio como actualmente nos acecha en cada rincón y por
cualquier parte del pueblo, sobre todo en la playa, (salvo contados sitios) a
donde no es posible mirar sin apartar la vista con asco y fijarse mucho donde
se pone el pie...”
Al alcalde le pide que siga las huellas del Ayudante y
así convertirá el pueblo de Bueu en una “tacita de plata”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario