sábado, 1 de agosto de 2020

Barcos de Bueu y Beluso con hombres armados para matar arroaces

Los cetáceos de las Rías Baixas, a vista de pájaro” es el último artículo que pudimos leer esta semana en la prensa de Vigo hablando de los arroaces, pero hobo muchos otros: Los cetáceos de las Rías Baixas, a vista de pájaro”,  Los delfines vuelven a criar en las Rías Baixas”, “Los delfines mulares de las Rías Baixas, más ‘acróbatas’ que los de Cerdeña y el Golfo Pérsico”, Las Rías Baixas, el reino de los cetáceos”, “Los biólogos, sorprendidos ante la inusual y variada presencia de cetáceos en las Rías Baixas“, etc.  Como puede comprobarse en las hemerotecas es un tema recurrente e la temporada estival.
 El amigo Miguel me dijo que pescando por Udra había visto muchos arroaces. Y hablando del tema se acordó que cuando niño iba con su padre en el barco a veces había escuchado el sonido de las ”bufas” y sabía que “las bufas no hacen daño a los aparejos como los arroaces”.
Y así hablamos de cosas relacionadas con este tema, como de la actividad lúdica como “las corridas de arroaces por las fiestas de la Peregrina en Pontevedra”('matanza' diríamos hoy), del mandato del P. Sarmiento a su hermano para que diese la orden de que se verificase si los arroaces quedaban ciegos en mayo y junio, etc. Luego aparecieron nombres como Martín Sarmiento, Calo Lourido[1], Felipe Valdés[2], etc. y, como no podía ser de otra forma, también Bueu y los arroaces...
A lo largo de los últimos siglos hablar en la costa gallega de arroaces, botos, bufas, delfines, toniñas, marsopas, touliñas, etc. era hablar de cetáceos y, dentro de estos, de diversas familias, como la de los delfinidos y casi siempre, con la mirada puesta más bien en el mundo de la pesca y no tanto de la biología de los mismos. Una mirada un tanto torcida pues, la mayoría de las veces, eran considerados por los marineros, sobre todo “xeiteiros”, enemigos desde antiguo.
El arroaz o delfín mular, puede verse por nuestras rías sobre todo en temporada de verano tras los cardumes de sardina.
El pensamiento gallego-23_03_1897
Su presencia es aprovechada por unos al servirle de guía para saber dónde se encuentra el banco de peces, que dirección toma o facilitando el agrupamiento de este. Para otros una verdadera desgracia, pues al querer estos alimentarse de la sardina enredada rompían los aparejos causando un perjuicio por la pérdida de tiempo, ausencia de capturas, reparación de las redes, etc. que se traducía en un gravísimo coste económico.
El mundo del mar muchas veces ha tomado decisiones inclementes con respecto a estos delfínidos, actitud que casi siempre los llevaba a solicitar al gobierno se autorizase, y se pusiesen medios, para la total erradicación de los mesmos. Estas medidas, pocas veces concedidas iban desde la recomendación de batidas, colocación de redes, presencia de lanchas con tiradores, guardacostas con artillería pesada etc. hasta que interviniese la aviación lanzándoles bombas.
Ejemplo de una de esas reuniones para acordar cosas de este tipo la tenemos en la celebrada en Marín, a finales de marzo de 1897, con representación de todos los puertos de la Ría onde se acordó contratar 10 embarcaciones con dos marineros y dos tiradores cada una “en persecución constante de los delfines, hasta extirparlos”.
A Bueu y Beluso, junto con Ardán le correspondían 2 barcos de vigilancia.



[2] Cuadernos de estudios Gallegos, Tomo LI:”El problema pesquero con los delfines y su persecución en Galicia (siglos XIII al XX)”

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